Página 32 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
te que hace sentir su influencia en toda la familia. Resulta favorable
para la perfección del carácter de todos sus miembros
Un argumento irrebatible
—Un hogar piadoso bien dirigido
constituye un argumento poderoso en favor de la religión cristiana,
un argumento que el incrédulo no puede negar. Todos pueden ver
que una influencia obra en la familia y afecta a los hijos, y que
el Dios de Abrahán está con ellos. Si los hogares de los profesos
cristianos tuviesen el debido molde religioso, ejercerían una gran
influencia en favor del bien. Serían, ciertamente, “la luz del mundo.”
Los niños harán conocer los principios bíblicos
—Los niños
que hayan sido educados debidamente, que se deleiten en ser úti-
les, en ayudar a sus padres, comunicarán a cuantos los traten un
conocimiento de ideas correctas y de los principios bíblicos
Cuando nuestras propias casas sean lo que deben ser, no dejare-
mos que nuestros hijos crezcan en la ociosidad y la indiferencia con
respecto a lo que Dios les pide que hagan en favor de los necesitados
que los rodean. Como herencia del Señor, estarán calificados para
emprender la obra donde están. De tales hogares resplandecerá una
luz que se revelará en favor de los ignorantes, conduciéndolos a la
fuente de todo conocimiento. Ejercerán una poderosa influencia por
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Dios y su verdad
Ciertos padres, a quienes no se los puede alcanzar de otra manera,
con frecuencia son alcanzados por sus hijos
Una luz para los vecinos
—Necesitamos más padres y cristianos
radiantes. Nos encerramos demasiado en nosotros mismos. Con
demasiada frecuencia privamos de alguna palabra de bondad y de
aliento, o de alguna sonrisa alegre, a nuestros hijos o a los oprimidos
y desalentados.
Padres, sobre vosotros recae la responsabilidad de llevar y co-
municar luz. Brillad como luces en el hogar e iluminad la senda
que vuestros hijos deben recorrer. Mientras lo hagáis, vuestra luz
resplandecerá para los extraños
De todo hogar cristiano debería irradiar una santa luz. El amor
debe expresarse en hechos. Debe manifestarse en todas las relaciones
del hogar y revelarse en una amabilidad atenta, en una suave y
desinteresada cortesía. Hay hogares donde se pone en práctica este
principio, hogares donde se adora a Dios, y donde reina el amor