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El Hogar Cristiano
No leer, ver ni oír lo malo
—El apóstol [Pedro] procuró enseñar
a los creyentes cuán importante es impedir a la mente divagar en
asuntos prohibidos o gastar energías en cosas triviales. Los que no
quieren ser víctimas de las trampas de Satanás deben guardar bien
las avenidas del alma; deben evitar el leer, mirar u oír lo que puede
sugerir pensamientos impuros. No debe permitirse que la mente se
espacie al azar en cualquier tema que sugiera el enemigo de nuestras
almas. El corazón debe ser fielmente vigilado, o males de afuera
despertarán males de adentro, y el alma vagará en tinieblas
Debemos hacer todo lo que podamos para colocarnos a nosotros
mismos y a nuestros hijos donde no veremos la iniquidad que se
práctica en el mundo. Debemos guardar cuidadosamente la visión
de nuestros ojos y la percepción de nuestros oídos para que esas
cosas espantosas no penetren en nuestra mente. Cuando el diario
entra en la casa, siento el deseo de esconderlo, para que no se vean
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las cosas ridículas y sensacionales que trae impresas. Parecería que
el enemigo inspirase la publicación de muchas cosas que aparecen
en los diarios. Se revela y ostenta ante el mundo todo lo pecaminoso
que se pueda descubrir
A fin de ser sabios, los que quieran tener la sabiduría de Dios
deben llegar a parecer insensatos con respecto al conocimiento peca-
minoso de esta época. Deben cerrar los ojos para no ver ni aprender
el mal. Deben taparse los oídos, para no percibir lo malo ni obtener
un conocimiento que mancillaría la pureza de sus pensamientos y
actos. Y deben guardar su lengua para no expresar comunicaciones
corruptas y para que no se halle engaño en su boca
Abrir la puerta es debilitar la resistencia
—No procure saber
cuán cerca del precipicio puede andar sin caer en él. Evite la primera
aproximación al peligro. No se puede jugar con los intereses del
alma. Su capital es su carácter. Aprécielo como si fuese un áureo
tesoro. La pureza moral, el respeto propio, un gran poder de resisten-
cia, son cosas que deben retenerse firme y constantemente. No debe
haber una sola desviación de la reserva, pues un solo acto de fami-
liaridad, una sola indiscreción, puede exponer el alma a la perdición
al abrir la puerta a la tentación y debilitar el poder de resistencia
Satanás quisiera eclipsarlas
—Satanás ha obrado de continuo
para eclipsar las glorias del mundo futuro y para desviar toda la
atención hacia las cosas de esta vida. Ha procurado arreglarlo todo