Página 338 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 68—La lectura y su influencia
Désele sustento mental apropiado
—La mente susceptible del
niño anhela conocimiento en el período de desarrollo. Los padres
debieran mantenerse bien informados, a fin de poder darle el ali-
mento apropiado. Como el cuerpo, la mente obtiene su fuerza del
alimento que recibe. Se amplía y eleva por pensamientos puros y vi-
gorizadores, pero se estrecha y degrada por pensamientos terrenales.
Padres, vosotros sois los que decidís si la mente de vuestros hijos
se ha de llenar de pensamientos ennoblecedores, o de sentimientos
viciosos. No podéis mantener sin ocupación sus mentes activas, ni
ahuyentar el mal con el ceño. Únicamente inculcando los debidos
principios podéis destruir los malos pensamientos. El enemigo sem-
brará cizaña en los corazones de los hijos a menos que los padres
siembren en ellos las semillas de la verdad. Las instrucciones buenas
y sanas son el único preventivo contra las compañías malas que
corrompen los buenos modales. La verdad protegerá al alma de las
tentaciones sin fin que habrá de arrostrar
Vigilen los padres sus lecturas
—Muchos jóvenes anhelan tener
libros. Leen cualquier cosa que pueden obtener. Apelo a los padres
de los tales niños para que controlen su deseo de lectura. No permitan
que sobre sus mesas haya revistas y diarios que contengan historias
de amor. Deben reemplazarlas con libros que ayuden a los jóvenes
a incluir en el edificio de su carácter el mejor material: el amor y
el temor de Dios, el conocimiento de Cristo. Estimulad a vuestros
hijos a almacenar valiosos conocimientos en la mente, a que lo
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bueno ocupe su alma, controle sus facultades, no dejando lugar para
pensamientos bajos y degradantes. Reprimid el deseo de leer cosas
que no proporcionan buen alimento a la mente
Los padres deben esforzarse por mantener fuera del hogar toda
influencia que no redunde para bien. En este asunto, algunos padres
tienen mucho que aprender. A los que se sienten libres para leer
revistas de cuentos y novelas quisiera decirles: Estáis sembrando
una semilla cuya cosecha no os interesará recoger. De esa lectura
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