Página 346 - El Hogar Cristiano (2007)

Basic HTML Version

Capítulo 69—La cortesía y la bondad
Destierra la mitad de los males
—El principio inculcado por la
orden de ser “sinceramente afectos los unos hacia los otros,” viene a
ser el fundamento mismo de la felicidad doméstica. En toda familia
debiera reinar la cortesía cristiana. No cuesta mucho, pero tiene
poder para suavizar naturalezas que sin ella se endurecerían y se
llenarían de asperezas. Una actitud que cultive una cortesía uniforme
y la disposición a obrar con los demás como quisiéramos que ellos
obrasen con nosotros, desterraría la mitad de los males de la vida
Comienza en la casa
—Si queremos que nuestros hijos practi-
quen la bondad, la cortesía y el amor, nosotros mismos debemos
darles el ejemplo
Aun en las cosas pequeñas, los padres deben manifestarse mu-
tuamente cortesía. Una bondad universal debiera ser la ley de la casa.
Nadie debiera expresarse con rudeza ni con palabras de amargura
Todos pueden poseer rostro animado, voz suave, modales corte-
ses, y éstos son elementos de poder. Los niños son atraídos por una
conducta animosa. Mostradles bondad y cortesía y ellos manifesta-
rán el mismo espíritu hacia vosotros y entre sí
Vuestra cortesía y dominio propio ejercerán mayor influencia en
el carácter de vuestros hijos que las palabras solas
Hace del hogar un paraíso
—Al hablar bondadosamente a sus
hijos y al elogiarlos cuando tratan de obrar bien, los padres pueden
[382]
alentar sus esfuerzos, hacerlos muy felices y rodear a la familia de un
círculo encantado que rechazará toda sombra e introducirá la alegre
luz del sol. La bondad y la tolerancia mutuas harán del hogar un
paraíso y atraerán a los ángeles santos al círculo familiar; pero ellos
huirán de una casa donde se oyen palabras desagradables, irritación
y contiendas. La falta de bondad, las quejas y la ira destierran a Jesús
de la morada
La cortesía de la vida diaria y el afecto que debiera existir entre
los miembros de una familia no dependen de las circunstancias
externas
342