Página 347 - El Hogar Cristiano (2007)

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La cortesía y la bondad
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Las voces agradables, los modales amables y el afecto sincero
que se expresan en todas las acciones, juntamente con la laboriosi-
dad, el aseo y la economía, truecan hasta un tugurio en el más feliz
de los hogares. El Creador considera con aprobación un hogar tal
Son muchos los que debieran vivir menos para el mundo exterior
y más para los miembros de su propio círculo familiar. Debiera
haber menos despliegue de cortesía superficial y de afecto hacia los
extraños y las visitas, y mayor manifestación de aquella cortesía que
brota del amor genuino y de la simpatía hacia los seres queridos de
nuestro propio hogar
Definición de la cortesía verdadera
—Es muy necesario que
se cultive el verdadero refinamiento en el hogar. Con él se da un
poderoso testimonio en favor de la verdad. Sea quien sea que la
manifieste, la grosería en las palabras y en la conducta indica un
corazón viciado. La verdad de origen celestial no degrada nunca
a quien la recibe, ni le hace grosero o tosco. La influencia de la
verdad suaviza y refina. Cuando los jóvenes la reciben los vuelve
respetuosos y corteses. La cortesía cristiana se recibe tan sólo bajo la
actuación del Espíritu Santo. No consiste en afectación o pulimento
artificial, ni en inclinarse con reverencia y sonrisas artificiales. Esta
es la clase de cortesía que poseen los del mundo, pero carecen
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de la verdadera cortesía cristiana. La urbanidad y el refinamiento
verdaderos se obtienen tan sólo de un conocimiento práctico del
Evangelio de Cristo. La verdadera urbanidad y cortesía consiste en
manifestar bondad hacia todos, humildes o encumbrados, ricos o
pobres
La esencia de la verdadera cortesía es la consideración hacia
los demás. La educación esencial y duradera es aquella que amplía
las simpatías y estimula la bondad universal. La así llamada cultura
que no hace a un joven deferente para con sus padres, apreciativo
de sus cualidades, tolerante con sus defectos, y solícito con sus
necesidades; que no lo hace considerado y afectuoso, generoso y útil
para con el joven, el anciano y el desgraciado, y cortés con todos, es
un fracaso
La cortesía cristiana es el broche de oro que une a los miembros
de la familia con vínculos de amor y los estrecha más y más con
cada día que pasa