Página 348 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
La regla de oro sea la ley de la familia
—Las reglas más valio-
sas para el trato social y familiar se encuentran en la Biblia. Ella
contiene no sólo la norma de moralidad mejor y más pura, sino tam-
bién el código de urbanidad más valioso. El sermón que en el monte
pronunció nuestro Salvador contiene instrucciones inestimables para
ancianos y jóvenes. Debiera leérselo a menudo en el círculo familiar
y debieran ponerse en práctica sus preciosas enseñanzas en la vida
diaria. La regla de oro: “Todas las cosas que quisierais que los hom-
bres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos,”
juntamente con la recomendación apostólica de vivir “prefiriendo
cada cual al otro,” deben constituir la ley de la familia. Quienes
cultiven el espíritu de Cristo manifestarán cortesía en la casa y un
espíritu de benevolencia aun en las cosas pequeñas. Constantemen-
te procurarán hacer felices a cuantos los rodeen, olvidándose de
sí mismos mientras hacen a los demás objeto de sus bondadosas
atenciones. Tal es el fruto que crece en el árbol cristiano
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La regla de oro es el principio de la cortesía verdadera cuya
ilustración más exacta se ve en la vida y el carácter de Jesús. ¡Oh,
qué rayos de amabilidad y belleza se desprendían de la vida diaria
de nuestro Salvador! ¡Qué dulzura emanaba de su misma presencia!
El mismo espíritu se revelará en sus hijos. Aquellos con quienes
more Cristo serán rodeados de una atmósfera divina. Sus blancas
vestiduras de pureza difundirán la fragancia del jardín del Señor. Sus
rostros reflejarán la luz de su semblante, que iluminará la senda para
los pies cansados e inseguros
El mejor tratado de etiqueta
—El más valioso tratado de eti-
queta que jamás se haya escrito es la preciosa instrucción dada por
el Salvador, con la expresión del Espíritu Santo, por medio del após-
tol Pablo, palabras que deberían ser grabadas indeleblemente en la
memoria de todo ser humano, joven o viejo:
“Como os he amado, que también os améis los unos a los otros.”
“El amor es sufrido y benigno;
El amor no tiene envidia;
El amor no es jactancioso,
No se ensoberbece,
No se porta indecorosamente,
No busca lo suyo propio,