Página 351 - El Hogar Cristiano (2007)

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La cortesía y la bondad
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Nada expiará la falta de cortesía
—Los que profesan seguir a
Cristo y son al mismo tiempo rudos, carentes de bondad y descor-
teses en sus palabras y conducta no han aprendido de Cristo. Un
hombre brusco, intolerante y criticón no es cristiano; porque ser cris-
tiano es ser semejante a Cristo. La conducta de algunos que profesan
ser cristianos carece tanto de bondad y cortesía que se habla mal aun
de lo bueno que tengan. No se puede dudar de su sinceridad ni de su
integridad, pero la sinceridad y la integridad no expiarán la falta de
bondad y cortesía. El cristiano ha de manifestar simpatía y al mismo
tiempo que es veraz, compasivo y cortés, debe ser también íntegro y
sincero
Cualquier negligencia de los actos de cortesía y tierna conside-
ración de parte de un hermano para con otro, cualquier olvido en
cuanto a pronunciar palabras bondadosas y alentadoras en el círculo
de la familia, tanto entre padres e hijos, como entre hijos y padres,
confirma los hábitos que hacen que el carácter difiera del de Cristo.
Por lo contrario, si se cumplen esos deberes menudos, el resultado
adquiere gran importancia y comunica a la vida un suave perfume
que asciende hacia Dios como santo incienso
Muchos anhelan atención
—Muchos anhelan que se les ma-
nifieste simpatía amistosa.... Debiéramos olvidarnos de nosotros
mismos y buscar siempre oportunidades de mostrarnos agradecidos,
aun en cosas pequeñas, por los favores que hemos recibido de otros.
Debiéramos saber discernir las oportunidades de alentar a otros,
de aliviar sus pesares y cargas mediante actos de tierna bondad y
menudas atenciones hechas con amor. Estas atentas cortesías, que,
comenzando en nuestras familias, trascienden luego el círculo fami-
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liar, forman parte del total de la felicidad en la vida; mientras que
al descuidar estas cosas menudas se contribuye al conjunto de la
amargura y tristeza que se experimenta en la vida
Las relaciones sociales y el mundo
—Mediante las relaciones
sociales es como el cristianismo trata con el mundo. A cada hombre
o mujer que haya probado el amor de Cristo y recibido la divina
iluminación en su corazón, Dios le pide que derrame luz en la senda
obscura de aquellos que no conocen el camino mejor
Podemos manifestar mil atenciones menudas en palabras amis-
tosas y miradas placenteras, que a su vez nos serán devueltas. Los
cristianos irreflexivos manifiestan por su negligencia hacia los demás