Página 384 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
comer ostras o cosas por el estilo, y se ponen así en el camino de la
tentación. La misma atmósfera de esos lugares está impregnada de
blasfemias y contaminación. Nadie puede permanecer mucho en ella
sin corromperse. En tal ambiente es donde jóvenes promisorios se
transforman en ebrios y criminales. Hay que protegerlos contra los
mismos comienzos del mal. Padres, a menos que sepáis que vuestros
hijos están en lugares intachables, no les permitáis que vayan a la
calle después de anochecer para participar en deportes al aire libre,
o con el fin de encontrarse con otros jóvenes para divertirse. Si se
aplica rígidamente esta regla, llegará a ser habitual el acatarla, y
cesará el deseo de transgredirla
Los padres deben elegirlos
—Los padres deben recordar que
la compañía de los de baja moralidad y carácter grosero ejercerá
una influencia perjudicial sobre los jóvenes. Si no eligen la debida
sociedad para sus hijos, y les permiten tratar con jóvenes de morali-
dad dudosa, los colocan, o permiten que se coloquen en una escuela
donde se enseñan y practican lecciones de depravación. Puede ser
que ellos piensen que sus hijos son bastante fuertes para resistir
la tentación; pero ¿cómo pueden estar seguros de esto? Es mucho
más fácil ceder a las malas influencias que resistirlas. Antes que se
den cuenta de ello, sus hijos estarán imbuídos con el espíritu de sus
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compañeros y ya estarán tal vez degradados o arruinados
Los peligros de los jóvenes quedan grandemente acrecentados
cuando se los asocia con gran número de otros jóvenes de diverso
carácter y hábitos de vida. En tales circunstancias, muchos padres
se inclinan a relajar más bien que a duplicar sus propios esfuerzos
por custodiar y regir a sus hijos
Unidos y con oración, el padre y la madre deben llevar la grave
responsabilidad de guiar correctamente a sus hijos. Cualesquiera
que sean las otras cosas que descuiden, nunca deben dejar a sus
hijos en libertad para errar por las sendas del pecado. Muchos padres
permiten a sus hijos que salgan y obren como les agrade, que se
diviertan por su cuenta y elijan malas compañías. En el día del juicio
esos padres llegarán a saber que sus hijos perdieron el cielo porque
no fueron mantenidos bajo la restricción del hogar
¿Dónde pasan sus veladas?
—A cada hijo e hija debe pedírsele
cuenta si se ausenta de la casa de noche. Los padres deben saber
en qué compañía se hallan sus hijos, y en casa de quién pasan sus