Página 401 - El Hogar Cristiano (2007)

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La familia como centro misionero
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enfermedades, conocimientos que serían de gran bendición para los
que no pueden gastar en visitas de médico
Dios quiere pequeños misioneros
—Dios quiere que todo niño
de tierna edad sea hijo suyo, adoptado en su familia. Aun cuando
sus años sean pocos, los jóvenes pueden ser miembros de la familia
de la fe y gozar una experiencia preciosa
Durante sus primeros años los niños pueden ser útiles en la
obra de Dios. ... El les dará su gracia y su Espíritu Santo, para que
venzan la impaciencia, la irritabilidad y todo pecado. Jesús ama a los
niños. Les reserva bendiciones y se deleita en verlos obedecer a sus
padres. Desea que sean sus pequeños misioneros, que sacrifiquen
sus propias inclinaciones y sus deseos de placer egoísta a fin de
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servirle; y este servicio es tan aceptable para Dios como lo es el de
sus hijos adultos
Por sus preceptos y su ejemplo, los padres han de enseñar a sus
hijos a trabajar por los inconversos. Los niños deben ser educados
de tal manera que simpaticen con los ancianos y afligidos y procuren
aliviar los padecimientos de los pobres y angustiados. Se les debe
enseñar a ser diligentes en la obra misionera; y desde sus primeros
años debe inculcárseles que, a fin de colaborar con Dios, han de ser
abnegados y hacer sacrificios para beneficiar a los demás y hacer
progresar la causa de Cristo
Enseñen los padres a sus pequeñuelos la verdad tal cual es en
Jesús. En su sencillez, los niños repetirán a sus compañeros lo que
han aprendido
La iglesia tiene trabajo para los jóvenes
—Deben los dirigen-
tes de la iglesia idear planes para que los jóvenes de uno y otro sexo
se preparen para utilizar los talentos que se les confió. Los miembros
de la iglesia que tienen más edad han de procurar hacer una obra
ferviente y compasiva en favor de los niños y jóvenes. Dediquen los
pastores toda su habilidad a idear planes para inducir a los miembros
jóvenes de la iglesia a cooperar con ellos en la obra misionera. No
os imaginéis, sin embargo, que podéis despertar su interés con sólo
predicar un largo sermón en la reunión misionera. Haced planes que
despierten vivo interés y den a todos una parte que hacer. Preparad
a los jóvenes para que hagan lo que se les asigne, y pedidles que,
trayendo semana tras semana sus informes a la reunión misionera,
relaten lo que experimentaron y qué éxito tuvieron por la gracia de