Página 400 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
grandes desventajas, pueden ser animados y fortalecidos por medio
de pequeñas atenciones que no cuestan nada. Las palabras amables
dichas con sencillez, junto con pequeñas atenciones, bastarán a veces
para disipar las nubes de la tentación y de la duda que cubren las
almas. Una simpatía cristiana, del corazón, expresada con franqueza,
puede abrir la puerta de los corazones que necesitan el delicado
toque del Espíritu del Señor
Un vasto campo de actividad se abre delante de las mujeres así
como de los hombres. Se necesitan cocineras competentes, costu-
reras y enfermeras. Enseñad a los pobres a cocinar los alimentos,
a remendar sus ropas, a atender a los enfermos y a cuidar debida-
mente sus casas. Debiera acostumbrarse a los niños a hacerse útiles
prestando pequeños servicios a los que son menos favorecidos que
ellos
Niños y jóvenes que sirven a otros
—Algunos dirán, tratando
de disculparse: “Mis deberes domésticos y mis hijos exigen todo mi
tiempo y todos mis recursos.” Padres, vuestros hijos pueden ser para
vosotros una ayuda que acreciente vuestras fuerzas y capacidades de
trabajar para el Maestro. Los niños son los miembros más jóvenes
de la familia del Señor. Deben ser inducidos a consagrarse a Dios,
a quien pertenecen por derecho de creación y de redención. Se les
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debe enseñar que todas sus energías del espíritu, del cuerpo y del
alma pertenecen al Señor. Hay que enseñarles a servir en diferentes
actividades útiles y desinteresadas. No permitáis que vuestros hijos
sean impedimentos. Ellos deben compartir con vosotros vuestras
cargas espirituales así como las materiales. Al ayudar a otros, ellos
acrecientan su propia felicidad y utilidad
Si en cada iglesia los jóvenes de uno y otro sexo se consagraran
solemnemente a Dios, si practicaran la abnegación en la vida fami-
liar, aliviando a sus madres cansadas y acongojadas, ¡qué cambio
no se vería en nuestras iglesias! La madre podría hallar tiempo para
hacer visitas en el vecindario. Según tuvieran oportunidad, los niños,
aun en tierna edad, podrían ayudar haciendo pequeños mandados de
misericordia y amor en beneficio de otras personas. Así se podría
entrar en miles de hogares pobres y menesterosos que no conocen
nuestra fe. En muchas familias, podrían colocarse libros referentes a
salud y temperancia. Hacer circular tales libros es obra importante;
porque contienen preciosos conocimientos acerca de cómo tratar las