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El Hogar Cristiano
turbados al considerar la influencia que tienen estos deportes, tanto
sobre el progreso del estudiante en la escuela, como sobre su éxito
en la vida ulterior. Los juegos que ocupan una parte tan grande de su
tiempo, apartan su mente del estudio. No contribuyen a preparar a
la juventud para la obra práctica y seria de la vida. Su influencia no
tiende hacia el refinamiento, la generosidad, o la verdadera virilidad.
Algunas de las diversiones más populares, como el futbol y el
boxeo, se han transformado en escuelas de brutalidad. Desarrollan
las mismas características que desarrollaban los juegos de la antigua
Roma. El amor al dominio, al orgullo de la fuerza bruta, la teme-
raria indiferencia hacia la vida, ejercen sobre los jóvenes un poder
desmoralizador que espanta.
Otros juegos atléticos, aunque no son tan brutales, son apenas
menos objetables, a causa del exceso al cual son llevados. Estimulan
el amor al placer y a la excitación, fomentando la antipatía hacia el
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trabajo útil, la tendencia a esquivar las responsabilidades y deberes
prácticos. Tienden a destruir el gusto por las serias realidades de la
vida y sus gozos tranquilos. Así se abre la puerta a la disipación y a
la ilegalidad, con sus terribles resultados
Cuando la vida era más sencilla
—En épocas primitivas, la
vida del pueblo que estaba bajo la dirección de Dios era sencilla.
Vivían en contacto con el corazón de la naturaleza. Los hijos compar-
tían el trabajo de los padres y estudiaban las bellezas y los misterios
del tesoro de la naturaleza. En la quietud del campo y del bosque
meditaban en las poderosas verdades transmitidas como legado sa-
grado de generación a generación. Esta educación producía hombres
fuertes.
En esta época, la vida ha llegado a ser artificial y los hombres han
degenerado. Aunque no debemos volver enteramente a los sencillos
hábitos primitivos, podemos aprender de ellos lecciones que harán
de nuestros momentos de recreación lo que su nombre implica:
momentos de verdadera edificación para el cuerpo, la mente y el
alma
Excursiones familiares
—Unanse varias familias residentes en
una ciudad o en un pueblo, y, dejando las ocupaciones que las han
recargado física e intelectualmente, hagan una excursión al campo,
a la orilla de un lindo lago, o a un hermoso bosquecillo en medio
de escenas naturales de gran belleza. Deben proveerse de alimentos