Página 450 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
nosotros. Con Cristo andaremos al lado de las aguas vivas. Nos
revelará la hermosura y gloria de la naturaleza. Nos revelará lo que
él es para nosotros, y lo que somos para él. Conoceremos entonces
la verdad que no podemos conocer ahora, por causa de nuestras
limitaciones finitas
La familia cristiana ha de ser una escuela de la cual los niños se
gradúen para pasar a otra superior en las mansiones de Dios
El cielo es una escuela; su campo de estudio, el universo; su
maestro, el Ser infinito. En el Edén fué establecida una dependen-
cia de esta escuela y, una vez consumado el plan de redención, se
reanudará la educación en la escuela del Edén....
Entre la escuela establecida al principio en el Edén y la escuela
futura, se extiende todo el período de la historia de este mundo,
historia de la transgresión y del sufrimiento humano, del sacrificio
divino, y de la victoria sobre la muerte y el pecado.... Restaurado a
la presencia de Dios, el hombre volverá a ser enseñado por él, como
en el principio: “Conocerá mi pueblo la virtud de mi Nombre: ... en
aquel día conocerán que yo soy aquel que dice: ¡Heme aquí!” ...
¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio cuando se quite el
velo que obscurece nuestra vista y nuestros ojos contemplen ese
mundo de belleza del cual ahora tenemos vislumbres por medio del
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microscopio; cuando contemplemos las glorias de los cielos estudia-
dos ahora por medio del telescopio; cuando, borrada la mancha del
pecado, toda la tierra aparezca en “la hermosura de Jehová nuestro
Dios!
El conocimiento celestial será progresivo
—Todos los tesoros
del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres
de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo ha-
cia los lejanos mundos—mundos a los cuales el espectáculo de las
miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que ento-
naban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida. Con
indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de
la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de
conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en
la contemplación de las obras de Dios. Con visión clara conside-
ran la magnificencia de la creación—soles y estrellas y sistemas
planetarios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de
la Divinidad. El nombre del Creador se encuentra escrito en todas