Página 67 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 12—La compatibilidad
Adaptados el uno al otro
—En muchas familias no existe aque-
lla cortesía cristiana, aquella urbanidad verdadera, deferencia y res-
peto de unos hacia otros que habrían de preparar a sus miembros
para casarse y formar familias felices. En lugar de paciencia, bon-
dad, tierna cortesía, así como simpatía y amor cristianos, se notan
palabras mordaces, ideas que contrarían y un espíritu de crítica y
dictadura
Muchas veces ocurre que antes de casarse las personas tienen
poca oportunidad de familiarizarse con sus mutuos temperamentos
y costumbres; y en cuanto a la vida diaria, cuando unen sus intereses
ante el altar, casi no se conocen. Muchos descubren demasiado tarde
que no se adaptan el uno al otro, y el resultado de su unión es una
vida miserable. Muchas veces sufren la esposa y los niños a causa
de la indolencia, la incapacidad o las costumbres viciosas del marido
y padre
Hoy está el mundo lleno de miseria y pecado a consecuencia de
los matrimonios mal concertados. En muchos casos se requiere sólo
pocos meses para que el esposo o la esposa se percate de que sus
temperamentos nunca podrán armonizar, y el resultado es que reina
en el hogar la discordia, cuando sólo deberían existir el amor y la
armonía del cielo.
Las discusiones por asuntos triviales cultivan un espíritu amar-
go. Los francos desacuerdos y los altercados causan indescriptible
desgracia en el hogar, y apartan a los que deberían estar unidos por
los lazos del amor. Miles se han sacrificado a sí mismos, en alma y
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cuerpo, por causa de matrimonios imprudentes, y han descendido
por la senda de la perdición
Divergencias perpetuas en un hogar dividido
—La felicidad
y prosperidad de la vida matrimonial dependen de la unidad de los
cónyuges. ¿Cómo puede armonizar el ánimo carnal con el ánimo
que se ha asimilado el sentir de Cristo? El uno siembra para la carne,
piensa y obra de acuerdo con los impulsos de su corazón; el otro
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