Página 206 - Hijas de Dios (2008)

Basic HTML Version

202
Hijas de Dios
Elena G. de White sintió que era su deber recordar a la pareja que
sus hijos no estaban siendo criados en el temor de Dios. Este
nombre no debe ser confundido con A. G. Daniells, que llegó a ser
presidente de la Asociación General
.
Por años habéis recibido testimonios acerca del tema de la eco-
nomía y del sabio uso de vuestros medios, pero ninguno de vosotros
ha hecho cambios definidos en este sentido. Gustáis de aparentar; de
complacer vuestro apetito y vuestros gustos. Y estos mismos rasgos
de carácter se reproducen en vuestros hijos, porque se siega lo que se
ha sembrado. En vuestro trabajo nunca recibiréis suficientes medios
para satisfacer vuestra complacencia, vuestro despilfarro y vuestros
hábitos extravagantes. ¿Por qué no imitar a esos otros obreros que
reciben menos que vosotros y sin embargo pueden mantener con-
fortablemente a sus familias? La razón por la que estáis siempre
en aprietos no es porque no recibáis suficiente sueldo para man-
teneros como cristianos, sino porque no manejáis adecuadamente
vuestros medios para no entrar en aprietos. Si recibierais veinte dóla-
res por semana, de todas maneras os quejaríais de vuestra situación
económica.
En Healdsburg [California] el Señor obró a través vuestro, no por-
que hayáis sido perfectos, sino a pesar de vuestras imperfecciones.
El yo ha estado mezclado con el trabajo. Si se hubiera manifestado
humildad cuando el Espíritu y el poder de Dios estaban obrando en
la gente; si se hubiera caminado cuidadosa y humildemente ante
Dios, sintiendo vuestra propia indignidad y su gran bondad, se habría
dejado una mejor influencia que la que se dejó allí. Pero vosotros
achacáis todos vuestros problemas financieros a las circunstancias.
Vosotros habláis muy bien a los padres en cuanto a la crianza de
los hijos. La Hna. Daniels, a quien amo y respeto en el Señor, es una
[200]
buena conferenciante sobre este tema. Pero vuestra práctica contra-
dice los excelentes principios que habéis presentado. La hermana no
práctica sus propias enseñanzas. Cuando vuestras costumbres llegan
a ser conocidas y vuestras prácticas hogareñas llegar a ser reveladas,
la gente se confunde y se disgusta, porque vosotros no preparáis a
vuestros hijos para ser útiles, para practicar el renunciamiento y para
guardar el camino del Señor. ¿Por qué habéis sido tan irresolutos en