Página 252 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
Cuando hice el llamado e invité a todos los que quisieran acer-
carse a Dios a que pasaran al frente, para sorpresa de todos, estas
dos hermanas lo hicieron. La hermana que había perdido a su pe-
queña criatura, mencionó posteriormente que estaba determinada a
no aceptar el llamado; pero el Espíritu de Dios había impresionado
su mente con tal fuerza, que no se animó a rechazarlo [...].
Me siento tan agradecida a mi Padre celestial por su amor y
bondad al traer a estas dos preciosas almas para que se unieran a
sus esposos en obedecer la verdad.—
The Review and Herald, 30 de
julio de 1895
.
Un trabajo similar en cada iglesia
—El sábado 10 de noviem-
bre visité San Francisco, y hablé a una iglesia llena de gente que
tenía oídos para oír y corazones para entender. Parecían estar ham-
brientos de la Palabra del Señor, y creo que tenían un propósito
definido al escucharla. Mientras hablaba las palabras de vida en un
lenguaje simple y claro, sentía que Jesús estaba con nosotros tocando
y subyugando los corazones. Evidentemente el Espíritu Santo estaba
obrando; ¡Oh, cómo mi corazón rogaba por esas preciosas almas a
quienes estaba invitando a mirar a Jesús y vivir!
Al terminar de hablar, el pastor Corliss invitó a todos los que
quisieran entregarse a Jesús, que pasaran al frente. La respuesta
fue rápida y feliz, y se me dijo que cerca de doscientas personas lo
hicieron; hombres y mujeres, jóvenes y niños se apretujaban en las
bancas del frente. El Señor desearía que una obra similar pudiera
hacerse en cada iglesia.
Muchos no pudieron acercarse al frente porque la iglesia estaba
colmada; pero en sus rostros felices y en sus lágrimas parecían decir:
“Quiero estar del lado del Señor; de ahora en adelante voy a procurar
con fervor alcanzar una norma más alta”.—
The Review and Herald,
12 de febrero de 1901
.
En el Congreso de la Asociación General de 1909
—Mis her-
manos y hermanas, buscad al Señor mientras pueda ser hallado.
Viene un período cuando los que han malgastado su tiempo y opor-
tunidades desearán haber buscado al Señor [...]. Él quiere que os
mantengáis de parte de la razón y del trabajo. Quiere que vayáis a
vuestras iglesias para trabajar fervientemente para él. Quiere que
organicéis reuniones para los que no pertenecen a la iglesia, a fin de
que conozcan las verdades de este último mensaje de amonestación.