Página 32 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
propósitos, usaron medidas mucho más crueles. Se ordenó a las
mujeres cuya profesión les daba la oportunidad de hacerlo, que
dieran muerte a los niños varones hebreos en el momento de nacer.
Satanás fue el instigador de este plan. Sabía que entre los israelitas
había de levantarse un libertador; y al inducir al rey a destruir a
los niños varones, esperaba derrotar el propósito divino. Pero esas
mujeres temían a Dios, y no osaron cumplir tan cruel mandato. El
Señor aprobó su conducta y las hizo prosperar [...]. El rey, disgustado
por el fracaso de su propósito, dio a la orden un carácter más urgente
y general: pidió a toda la nación que buscara y diera muerte a sus
víctimas desamparadas. “Entonces Faraón mandó a todo su pueblo,
diciendo: “Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad
la vida””.
Éxodo 1:22
.
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Mientras este decreto estaba en vigencia, les nació un hijo a
Amrán y Jocabed, israelitas devotos de la tribu de Leví. El niño era
hermoso y los padres, creyendo que el tiempo de la liberación de
Israel se acercaba y que Dios iba a suscitar un libertador para su
pueblo, decidieron que el niño no fuera sacrificado. La fe en Dios
fortaleció sus corazones, y “no temieron el decreto del rey”.
Hebreos
11:23
.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 247-248
.
Moisés nació cuando este decreto requería pleno cumplimiento.
Su madre lo escondió mientras le fue posible hacerlo con seguridad.
Entonces, preparó una canastilla de juncos, la impermeabilizó con
brea para que el agua no entrase, y la colocó a la orilla del agua.
Su hermana, mientras tanto, se mantenía cerca del lugar aparen-
tando indiferencia. Estaba ansiosa por ver lo que ocurriría con su
hermanito.
Los ángeles también estaban vigilando a fin de que la indefensa
criatura no sufriera daño. Su madre lo había puesto al cuidado de
Dios mediante sus fervientes oraciones mezcladas con lágrimas. Y
fueron estos ángeles los que dirigieron los pasos de la hija del Faraón
hacia el río, cerca del punto donde descansaba el inocente y pequeño
desconocido. Aquel diminuto barquichuelo captó su atención, y
envió a una de sus criadas para alcanzárselo. Cuando levantó la
cubierta de tan singular embarcación, vio a un hermoso bebé. “Y he
aquí que el niño lloraba”, y ella tuvo compasión de él. Sabía que una
tierna madre hebrea había creado este medio singular para preservar
la vida de su muy amado bebé, y al momento decidió adoptarlo