Página 126 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
de tomar este paso. Trabajad por el bien de vuestras propias almas y
por el bien de otros.—
The Youth’s Instructor, 16 de julio de 1903
.
Apoyad la temperancia
—La cuestión de la temperancia debe
recibir un decidido apoyo por parte del pueblo de Dios. La intem-
perancia intenta tomar la delantera, y la indulgencia propia se está
incrementando; por eso son tan necesarias las publicaciones que
tratan acerca de la reforma en la salud. Esta literatura es la mano
ayudadora del Evangelio para llevar a las almas a investigar la Biblia
y para entender mejor la verdad. La nota de amonestación contra el
gran mal de la intemperancia debe oírse, y para ello cada guardador
del sábado debiera estudiar y practicar la instrucción contenida en
nuestros libros y revistas sobre salud. Más que esto: debieran ha-
cerse esfuerzos fervorosos para circular esta publicaciones entre los
vecinos.—PUR, Noviembre 20, 1902.
Nuestra relación con la unión de mujeres por la temperancia
cristiana
Elena G. de White apreciaba grandemente el trabajo de esta
organización de mujeres en pro de la temperancia. Siempre favore-
cía la cooperación de nuestros obreros con esta digna causa. Este
principio de cooperación puede aplicarse también a otras organiza-
ciones con fines humanitarios
.
Podemos unirnos a otras damas en el trabajo de temperan-
[132]
cia
—La Unión de Mujeres por la Temperancia Cristiana es una
organización a la que podemos unirnos de corazón para la promo-
ción de los principios de temperancia. Se me ha dado luz en cuanto
a que no debemos aislarnos de ellas sino que, sin sacrificar ningún
principio de nuestra parte, debemos unirnos con ellas tanto como sea
posible para trabajar por las reformas en el area de la temperancia.
Y con seguridad podemos hacerlo en el asunto del cierre definitivo
de las cantinas.—
The Review and Herald, 18 de junio de 1908
.
Trabajar con la Unión de Mujeres por la Temperancia Cris-
tiana
—En este tiempo debemos mostrar un decidido interés por
el trabajo de la Unión de Mujeres por la Temperancia Cristiana.
Nadie que quiera tener una parte en la obra de Dios, puede perder
interés en los grandes objetivos de esta organización en el área de
la temperancia. Sería una gran cosa si en nuestros congresos invi-