Página 129 - Hijas De Dios (1999)

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La obra de temperancia
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culto y en nuestro servicio. No percibimos que somos absolutamente
dependientes de la dirección del Espíritu Santo. Se espera que el
yo haga una obra que simplemente no puede hacer. Este es el gran
peligro de las mujeres que trabajan en la obra de temperancia.
El Señor le pide que no se separe de la organización de tempe-
rancia. Ellas necesitan toda la luz que usted pueda darles. Y usted
necesita aprender de Jesús, no de ellas. Ilumine ese camino con toda
la luz que le sea posible. Usted puede estar de acuerdo con ellas en
base a los principios puros y elevados que trajeron esa organización
a la existencia. “He aquí—dijo Cristo—, yo os envío como ovejas en
medio de lobos”.
Mateo 10:16
. Si él envió a sus discípulos a tal mi-
sión ¿no podrá acaso trabajar a través suyo para abrir las Escrituras
a quienes están en el error? Inhale la fragancia del amor que Cristo
[135]
ha revelado por la humanidad caída, y salga a enseñar la verdad tal
como es en Jesús.
Sólo el Espíritu Santo es capaz de desarrollar en el corazón
humano aquello que es aceptable a la vista de Dios. El Señor le ha
dado capacidades y talentos que deben ser preservados incorruptibles
en su simplicidad. Mediante Jesucristo usted puede hacer una buena
obra. A medida que las almas se conviertan, únalas a sus esfuerzos
por enseñar a las otras mujeres que quieren ser enseñadas a vivir
y trabajar inteligentemente y en unidad.—
Loma Linda Messages,
232-233
;
Carta 118, 1898
.
Mi hermana, estoy tan feliz que usted no haya cortado los lazos
con la Unión de Mujeres por la Temperancia Cristiana. Puede ser que
tenga que hacerlo, pero no todavía. Mantenga su posición. El Señor
trabajará con usted y le dará las palabras que deba hablar. Puede
que vea cosas que usted no puede aprobar, pero no se desanime.
Yo oro y confío que usted será revestida cada día de la justicia de
Cristo.—
Loma Linda Messages, 233
;
Carta 54, 1899
.
Mi hermana, espero que usted mantenga su influencia en la
Unión de Mujeres por la Temperancia Cristiana a fin de atraer a
muchas preciosas almas a la verdad. El Señor está llevando a mu-
chas a examinar la verdad, y usted no debe desanimarse. Siembre
sobre todas las aguas; y éstas son buenas aguas sobre las cuales
sembrar las semillas de la verdad. No hable públicamente de las
doctrinas prominentes de nuestra fe. No sería sabio hacerlo en forma
demasiado definida. El aceite de la gracia se derramará consciente e