Capítulo 11 “Id por todo el mundo”
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esencial ha sido descuidado. En Battle Creek [Estados Unidos], en
Basilea [Suiza], y en Cristianía [ahora Oslo], hay una gran necesidad
de traductores en estos idiomas... Queremos ver cien obreros donde
ahora hay sólo uno.
Las pesadas responsabilidades en cualquier ramo de la obra, no
debieran descansar sobre un solo hombre; debiera haber dos o tres
que estén capacitados para hacerlo. De esa manera, si uno de ellos
recibe un llamado para otro puesto, otro puede venir a tomar su lugar.
No se ha hecho ni la mitd de la provisión que debiera hacerse para
enfrentar las emergencias. Debiera hacerse un fondo para educar
misioneros que se entreguen sin reservas a Dios y a su causa, y
que estén dispuestos a trabajar, no porque quieran recibir grandes
sueldos, sino porque aman a Cristo y desean salvar a las almas por
las cuales él murió.—
The Review and Herald, 12 de octubre de
1886
.
Debe proveerse educación de calidad
—Si como pueblo consi-
deramos que tenemos luz avanzada, debemos idear medios y formas
para tener un cuerpo de bien educados obreros en los diferentes
departamentos de la obra de Dios. Necesitamos una clase culta y
disciplinada de jóvenes y señoritas que trabajen en el sanatorio, en la
obra médica, en las oficinas editoriales, en las diversas asociaciones
y en el campo misionero en general. Necesitamos jóvenes y señoritas
de elevado intelecto que puedan hacer el mejor trabajo para el Señor.
Hemos hecho algo para alcanzar este nivel, pero todavía estamos
lejos de lo que el Señor ha designado.—
The Review and Herald, 28
de abril de 1896
.
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Damas que trabajen en las grandes ciudades del mundo
—
La ciudad de Londres me ha sido presentada una y otra vez como
un lugar donde debe hacerse una gran obra. He presentado este plan
a nuestro pueblo. Cuando estuve en Europa por dos años, visité tres
veces ese territorio. En cada ocasión se habían realizado progresos
en la obra, especialmente la última vez que estuve allí. Aun así,
mi corazón ardía por el deseo de ver este territorio, especialmente
Londres, trabajado como debiera hacerse. ¿Por qué es que no hemos
llevado allí a hombres y mujeres que pudieran planear el avance de
la obra? Me he preguntado por qué aquellos que no son ministros
ordenados, pero que tienen buen conocimiento de las Escrituras
y están en comunión con Dios, no abren la Palabra ante otros. Si