Página 144 - Hijas De Dios (1999)

Basic HTML Version

140
Hijas De Dios
Al ejercerse estas características no habrá necesidad de sentirse
avergonzado. No debiera subestimarse la habilidad de actuar en las
diferentes circunstancias de la vida. Y si se es consciente de poseer
deficiencias, éstas deben corregirse inmediatamente, y no esperar que
otros suplan esas deficiencias, mientras se sigue el mismo curso de
acción como si no hubiera necesidad de cambio. Hay que dedicarse
con fervor a corregir los defectos, a fin de llegar a ser perfectos en
Cristo sin faltar en ninguna cosa.—
Testimonies for the Church 3:505
(1885)
.
Amarnos y respetarnos mutuamente
—Si recordamos siem-
pre las acciones egoístas e injustas de otros, encontraremos que es
imposible amarlos como Cristo nos amó; pero si nuestros pensa-
mientos se espacian de continuo en el maravilloso amor y compasión
de Cristo hacia nosotros, manifestaremos el mismo espíritu para con
los demás. Debemos amarnos y respetarnos mutuamente, no obstan-
te las faltas e imperfecciones que no podemos menos de observar.
Debemos cultivar la humildad y la desconfianza para con nostros
mismos, y una paciencia llena de ternura hacia las faltas ajenas. Esto
destruirá todo estrecho egoísmo y nos dará un corazón grande y
generoso.—
El Camino a Cristo, 121 (1892)
.
Cultivar el respeto propio es deber de todo cristiano
—El pro-
pósito de todo joven debiera ser fijarse blancos elevados para la vida,
y adoptar los principios que la Palabra de Dios presenta para di-
rigirse en todas las cosas. Es el deber de todo cristiano y también
debiera ser su placer. Cultive el respeto propio: porque somos la
[152]
posesión adquirida por Cristo. El éxito en la formación de los hábitos
correctos, y el avance en aquello que es noble y justo, tendrá una
influencia que todos apreciarán y valorizarán. Viva por algo ajeno a
su yo. Al vivir por un propósito no egoísta; al tener motivos puros
y generosos; al buscar algo que hacer, y al estar alerta para hacer
atenciones y cortesías, se estará inconscientemente construyendo el
monumento de la vida. Ese es el propósito de Dios para todo niño y
todo joven. Si desea ser recordado con cariño por los demás, haga
el bien. Viva para ser una bendición para aquellos con quienes se
relaciona, donde sea que le toque estar. Que cada niño y joven use
toda oportunidad de hacer el bien. Al ser bondadosos, amantes y
activos en actos de sacrificio, su nombre quedará en el corazón y