Página 170 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
de Dios para lograrlo está a su disposición para que la demande; si
la pide, él le dará la gracia y la fuerza en la medida de su necesidad.
Aquello que usted llama “sensibilidad”, no es más que un orgu-
llo que no acepta oposición. El yo debe ser vigilado, disciplinado,
controlado. La mejor dignidad que usted puede poseer, es el dominio
propio que soporta la provocación. La religión de Cristo sujetará
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cualquier pasión no santificada; estimulará la energía, la disciplina
propia y la industriosidad en los deberes hogareños para practicar
economía, tacto, renunciamiento y aún privaciones, sin murmurar.
Cuando el espíritu de Cristo mora en el corazón se revelará en el ca-
rácter, y desarrollará las cualidades y virtudes más nobles. “Bástate
mi gracia”, dice Cristo.
No se desanime si sus deseos y su voluntad se oponen. Jesús la
ama y desea que sea feliz en esta vida y que sea una luz para el mun-
do. Me gustaría que usted, y todo nuestro pueblo, comprendieran lo
que debemos ser, y lo que podemos llegar a ser. Cada día tendremos
pruebas y desánimo, pero Dios nos ayudará en nuestros esfuerzos
y el carácter será desarrollado. Aquellos que no pueden soportar la
cruz y las cargas normales de la vida, fracasarán cuando lleguen
peores pruebas. Jesús anhela nuestra felicidad, pero no podemos ser
felices viviendo a nuestro gusto y siguiendo los impulsos de nuestro
propio corazón.
Dios desea que usted y su esposo sean un ejemplo digno de
imitarse. Ustedes pueden lograrlo, o él nunca se los habría requerido.
Su ayuda está en Dios.—
Carta 25, 1882
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