Página 171 - Hijas De Dios (1999)

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Capítulo 16—Salud, ejercicio y vida saludable
El conocimiento de que el hombre ha de ser templo de Dios, una
habitación para revelar su gloria, debe ser el mayor incentivo para
el cuidado y desarrollo de nuestras facultades físicas. Asombrosa y
maravillosamente formó Dios el cuerpo humano, y nos manda que
lo estudiemos, que nos demos cuenta de sus necesidades, que
hagamos cuanto esté de nuestra parte para preservarlo de daño y
contaminación.—
El Ministerio de Curación, 206
.
El ejercicio produce un andar más activo y un sueño más
dulce
—Las damas descuidan el ejercicio de sus piernas al no ca-
minar. El transporte nunca puede tomar el lugar de una caminata.
Muchas que se sienten débiles podrían caminar si quisieran, pero no
tienen la disposición para hacerlo. Las escucharéis diciendo: “¡Oh,
no puedo caminar; me fatigo enseguida; me duele el costado; me
duele la espalda!” Queridas hermanas, me gustaría que no tuviérais
esas enfermedades, pero el abandonar una vida activa no os librará
de ellas. Intentad comenzar con un ejercicio moderado y poned las
normas que lo controlen; pero, ¡caminad! sí, ¡caminad! Si os es
posible, ¡caminad! Aquellas que piensen que no pueden hacerlo,
comiencen con una corta distancia. Se cansarán; sentirán dolores
en la espalda y el costado, pero no se asusten. Las extremidades
parecerán débiles, y no es de extrañarse, puesto que casi nunca se
han usado...
Si podéis caminar y perseverar en hacerlo, estaréis en camino
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a vuestra recuperación. Vuestro sueño será más dulce. Cada suce-
siva caminata tratad de hacerla un poco más larga que la anterior.
Y no caminéis como si se le hubiera agregado un peso a vuestras
piernas... Que el movimiento de los brazos os asista al caminar.
Caminad con un espíritu alegre, admirando las bellezas de la natura-
leza, escuchando el trino de los dulces cantores en sus alabanzas al
Creador. Inspiráos con una buena actitud, mirando todo lo hermoso,
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