Página 212 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
misterios de la cocina y de la vida doméstica, serán inútiles; serán
sólo una carga para sus padres...
Una mujer que sabe sostenerse a sí misma, también puede cuidar
de otros. Nunca será una carga para la familia o la sociedad. Si viene
un revés de la fortuna, siempre habrá un lugar para ella; un lugar
donde pueda ganarse un salario honesto para sustentarse y asistir
a quienes dependan de ella. La mujer debe aprender una profesión
que le permita ganarse la vida si es necesario. Dejando de lado otros
empleos honrosos, cada señorita debiera aprender los cuidados de
la casa; debiera saber cocinar, hacer costuras y realizar las demás
tareas domésticas. Debiera entender y practicar todos los aspectos
del ama de casa, no importa que su familia sea rica o pobre. De esa
manera, si ocurre un revés financiero en la familia, estará preparada
para enfrentar la emergencia. En ese sentido será independiente de
las circunstancias.—
The Health Reformer, 1 de diciembre de 1877
.
La niña, la escolar inmadura e indisciplinada, la señorita que
todavía depende del juicio de sus padres y tutores, no tiene por qué
escuchar cosa alguna relacionada con el noviazgo y el matrimonio.
Más bien debería declinar cualquier tipo de atención particular que
tuviera la menor apariencia de que esté en camino hacia el noviazgo
y el matrimonio, y dedicarse resueltamente a ser una mujer tan
perfecta como sea posible para que su vida sea útil; y aprender una
profesión para luego conseguir un empleo y lograr independencia.—
Testimonio acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio, 24
(1880)
.
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Todos debieran aprender una profesión
Todos deben tener el hábito de la laboriosidad
—La costum-
bre de sostener hombres y mujeres en la ociosidad con fondos priva-
dos o dinero de la iglesia, produce hábitos equivocados. Este plan
debiera evitarse. Cada hombre, mujer y niño debiera aprender a rea-
lizar algún trabajo práctico. Todos debieran aprender una profesión;
puede ser la construcción de carpas, o cualquier otro trabajo, pero
todos debieran entrenar sus talentos con algún propósito. Y Dios
está listo para aumentar las capacidades de aquellos que forman
hábitos de laboriosidad. “En lo que requiere diligencia, no pere-
zosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”.
Romanos 12:11
.