Capítulo 21—Cuando llega la aflicción
Frente a la enfermedad y la muerte
Lucrecia Cranson era la hija de unos amigos de los esposos
White. Se casó con D. M. Canright en 1867. Elena G. de White
le escribió la siguiente carta, poco tiempo antes de que Lucrecia
muriese, el 29 de marzo de 1879
.
Querida y sufriente hermana: Preferiría estar con usted para
conversar juntas, pero me es imposible hacerlo. Debo decirle que
simpatizo con usted en su debilidad, pero al pensar en usted siempre
se me da la más vívida seguridad de que está sostenida por un brazo
que nunca se cansa, y consolada por un amor que es tan permanente
como el trono de Dios.
Cuando pienso en usted no la veo como alguien que se queja en
su debilidad, sino alguien sobre quien el rostro del Señor resplandece
para darle luz y paz. Alguien que está en comunión con el Padre y
con su Hijo Jesucristo, y que crece diariamente en el conocimiento
de la voluntad divina. Alguien que está participando de la naturaleza
divina; creciendo en santa confianza como la de un niño; creciendo
en reverencia y amor confiable. El aprecio por la sangre de Cristo y
su perdón, nunca han sido tan preciosos y valorados como ahora en
su debilidad, cuando el mundo no tiene más atractivo.
Usted ha estado creciendo en su experiencia interior y está ayu-
dando a otros con su consejo y orientación. Para usted, mi amada
hija, la religión se ha tornado más y más preciosa, y encuentra más
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y más consuelo aprendiendo a los pies de Jesús. El temor por la
muerte ha desaparecido, porque si había terror frente a la vista de
este “postrer enemigo”, una mirada a Jesús lo ha hecho desaparecer,
porque él puede aun iluminar la tumba con su sagrada presencia. Y
su corazón no descansará hasta encontrarse rodeada por los brazos
del amor infinito.
Querida amiga, su peregrinaje está llegando a su fin. Aunque
no es nuestro deseo ni nuestra voluntad, descansará en la esperanza
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