Página 225 - Hijas De Dios (1999)

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Cuando llega la aflicción
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gloriosa inmortalidad... El Señor ha sido mi consejero, y el Señor le
dará a usted su gracia para soportar su aflicción.
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Usted me preguntaba acerca de si su hijito sería salvo; las pala-
bras de Cristo son la respuesta: “Dejad a los niños venir a mí, y no
se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”.
Mateo
19:14
.
Recuerde la profecía: “Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en
Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y
no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Así
ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus
ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de
la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice
Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra”.
Jeremías 31:15-17
.
Haga suya esta promesa; puede ser consolada si confía en el
Señor. Se me ha instruido a menudo que los niños pequeños se-
rán puestos a descansar antes del tiempo de angustia. Pero vere-
mos a nuestros hijos otra vez; los veremos y los reconoceremos en
las cortes celestiales. Ponga su confianza en el Señor, y no tenga
miedo.—
Carta 196, 1899
.
La muerte de una amiga
En una carta escrita a Edson y Ema White desde Australia,
Elena G. de White les habla de un accidente en el que una querida
hermana en la fe perdió la vida
.
El lunes a la mañana, me pareció que mi familia no estaba ac-
tuando naturalmente. Una sombra extraña parecía estar sobre ellos.
Durante la mañana fuimos con Sara a la estación a buscar a Gui-
llermo, pero él no llegó. El pastor Gates, que había predicado el
domingo por la noche en Wallsend, fue con nosotras hasta la es-
tación y después Sara lo llevó hasta el Colegio. De regreso, trajo
al pastor Daniells y al Hno. Hare. Sara entonces me dijo que estos
hermanos querían hablar conmigo. Hablamos unas pocas palabras
con el pastor Daniells acerca del trabajo en Maitland, y entonces
el Hno. Hare acercó su silla a la mía y me dijo que tenía algo que
decirme. Me dijo que en la tarde anterior había ocurrido un accidente
cerca del colegio.
La Hna. Peck, la Srta. Gates y la hija de la Hna. Boyd, estaban
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