Página 229 - Hijas De Dios (1999)

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De mujer a mujer
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Fuerza para cada día
—Los ángeles, que pueden hacer por vo-
sotros lo que no podéis hacer por vosotros mismos, están esperando
vuestra cooperación. Están esperando saber cuál será vuestra res-
puesta a Cristo. Acercáos a Dios, y los unos a los otros. Mediante la
oración silenciosa y el deseo de resistir las agencias satánicas, poned
vuestra voluntad de parte de la voluntad de Dios. Si tenéis el deseo
de resistir al diablo y oráis con sinceridad, diciendo: “Líbrame de la
tentación”, el Señor os dará fuerza para cada día.—
The Review and
Herald, 4 de julio de 1899
.
Nuestras opiniones y voluntad deben ser sometidas a Dios
La siguiente carta fue escrita en abril de 1873 a la Sra. Billet de
San Francisco, California. La Sra. Billet aún no había tomado su
decisión de unirse a los Adventistas del Séptimo Día, y Elena G de
White la anima a tomar una firme posición en favor de la verdad.
Querida Hna. Billet: Me gustaría conversar personalmente con
usted, pero como es imposible, voy a usar la forma que mejor se
adapta a las circunstancias: voy a dejar que mi pluma silenciosa
pueda expresar mis pensamientos y sentimientos. Aunque estamos
separadas por centenares de kilómetros de distancia, no la hemos
olvidado, y tenemos un profundo interés en que su alma prospere
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así como su salud.
Mi querida hermana, ¿está entendiendo más claramente la ver-
dad? En la medida en que afirma sus pies sobre la plataforma de
verdad, ¿siente que Dios es más precioso para usted y que está
resguardada bajo su refugio? Tenemos una verdad preciosa que ar-
moniza y santifica. Pero no siempre advertimos que esa santificación
que deseamos ardientemente, y por la cual oramos, es producida
por la verdad y por la providencia de Dios, de la manera que menos
esperábamos. Esperábamos gozo, y he aquí tristeza; esperábamos
paz, y he aquí que estamos envueltos en pruebas que no podemos
evitar, y que siembran duda y desconfianza. Pero estas pruebas son
la respuesta a nuestras oraciones, porque el fuego de la aflicción nos
purifica y permite que nuestra voluntad sea puesta en conformidad
con la voluntad de Dios. Necesitamos pasar por el doloroso proceso
de la purificación para llegar a tener la semejanza con nuestro Salva-
dor. Y en ocasiones, aquellos que más queremos sobre la tierra, son