Página 232 - Hijas De Dios (1999)

Basic HTML Version

228
Hijas De Dios
no comprenden el valor del sacrificio hecho en su favor, no están
dispuestos a hacer ningún sacrificio para salvarse...
Cristo nos ha comprado con un alto precio, y sin embargo nos
recompensará por nuestro servicio a él. Cuando comparamos las
inmensurables evidencias de su interés y amor por nosotros, con
nuestro pobre servicio a él, podríamos sentirnos tristes y llorar. Pero
la recompensa no nos será dada en exacta proporción a nuestro
servicio, sino a los motivos y el amor que nos ha movido a hacer el
trabajo. La recompensa será de gracia. El manifestará su abundante
misericordia hacia nosotros, no porque nuestro trabajo haya sido
[249]
digno, sino porque nos ama con un amor inmesurable. Cristo le dirá a
su fiel y sincero obrero: “Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de
tu Señor”.
Mateo 25:23
. Aun ahora, los ángeles del cielo reconocen
nuestros trabajos de amor y justicia, y no seremos olvidados en
esta vida. El guardar los mandamientos de Dios también trae su
recompensa en el presente: “Mucha paz tienen los que aman tu ley,
y no hay para ellos tropiezo”.
Salmos 119:165
. Cristo nunca coloca
cargas sobre sus siervos sin darle las fuerzas para soportarlas. No los
abandonará en su adversidad. Y si su corazón y su carne flaquean,
él será la fuerza de su corazón y de su alma por siempre.
Los pecadores hablan de las diversiones del mundo y los placeres
del pecado, pero cuando se ven cara a cara con la muerte, no dicen
nada de esa “hermosa” vida de pecado que han vivido; sólo ven un
futuro terrible y sombrío. ¡Cuánto darían por saber que sus nombres
están escritos en el cielo! ¡Cómo se aliviarían sus almas cargadas con
el peso del pecado! En cambio el cristiano, no importa la condición
en que esté o la circunstancia que soporte, siempre puede decir: “El
camino de la santidad es camino de justicia”. Por más difícil que sea
su situación puede declarar: “Bueno es el Señor, para siempre es su
misericordia”.
Mi hermana, esté de buen ánimo; confíe plenamente en el Señor.
El la sostendrá y consolará en todas las pruebas que tenga que
soportar por amor de su nombre... Grande es el Señor y digno de
alabanza.—
Carta 9, 1873
.