Página 24 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
bella y aparentemente tan inocente como antes de su desobediencia.
Le expresaba mayor amor que antes. Ninguna señal de muerte se
notaba en ella, y así decidió hacer frente a las consecuencias. Tomó
el fruto y lo comió apresuradamente.—
Historia de los Patriarcas y
Profetas, 24-40 (1890)
.
Si Adán y Eva no hubieran desobedecido a su Creador; si hu-
biesen permanecido en la senda de la perfecta rectitud, hubieran
conocido y entendido a Dios. Pero cuando escucharon la voz del
tentador y pecaron contra Dios, la luz de las vestiduras de inocencia
celestial se separó de ellos. En su lugar, fueron rodeados del oscuro
manto de la ignorancia de Dios. La luz clara y perfecta que hasta
entonces los había rodeado, había iluminado cada cosa a la que ellos
se acercaban; pero privados de esa luz celestial, los descendientes
de Adán ya no pudieron percibir el carácter de Dios en sus obras
creadas.—
The Review and Herald, 8 de noviembre de 1898
.
Sara, esposa de Abrahán, madre de naciones
Este capítulo está basado en Génesis 11-23.
[23]
A Abrahán se le dio la promesa, muy apreciada por la gente
de aquel entonces, de que tendría numerosa posteridad y grandeza
nacional: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engran-
deceré tu nombre, y serás bendición”.
Génesis 12:2
. Además, el
heredero de la fe recibió la promesa que para él era la más preciosa
de todas, a saber que de su linaje descendería el Redentor del mundo.
“Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.
Vers. 3
. Sin
embargo, como condición primordial para su cumplimiento, su fe
iba a ser probada; se le exigiría un sacrificio.
El mensaje de Dios a Abrahán era: “Vete de tu tierra y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”.
Vers.
1
. A fin de que Dios pudiese capacitarlo para su gran obra como
depositario de los sagrados oráculos, Abrahán debía separarse de
los compañeros de su niñez. La influencia de sus parientes y amigos
impediría la educación que el Señor intentaba dar a su siervo. Ahora
que Abrahán estaba, en forma especial, unido con el cielo, debía
morar entre extraños. Su carácter debía ser peculiar, diferente del de
todo el mundo. Ni siquiera podía explicar su manera de obrar para