Página 249 - Hijas De Dios (1999)

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Apéndice c—Documentos relacionados con la ordenación de la mujer
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miraban favorablemente esta posibilidad les respondí: No; el Señor
quiere que usted ayude a su esposo en la obra. Si el Señor no le
ha dado hijos propios, no debe cuestionar su sabiduría. El sabe lo
que es mejor. Consagre todos sus talentos a ser una obrera cristiana.
Usted puede ayudar a su esposo de muchas maneras; puede ayudarlo
directamente en su trabajo; puede mejorar su intelecto; puede ser
una buena ama de casa usando las habilidades que Dios le ha dado,
y sobre todo, puede ayudarle a dar el mensaje.
Hay mujeres que debieran trabajar en el ministerio evangélico.
En muchos aspectos pueden hacer aun mejor que los ministros que
a veces descuidan visitar el rebaño del Señor. Cuando sea posible,
ambos esposos debieran unirse en ese trabajo. Hay un camino abierto
para el trabajo de mujeres consagradas. Pero el enemigo se alegraría
si estas mujeres a quien Dios podría usar para ayudar a centenares
de personas, dedicaran su tiempo y esfuerzos a una sola criatura
que requeriría constante cuidado y atención”.—
Manuscript Releases
5:325-326
.
En el año 1900, Elena G. de White publicó el tomo 6 de los
“Testimonios”, que incluía una sección titulada: “El colportor como
obrero evangélico”. Allí declaraba:
“Todos los que deseen tener una oportunidad de ejercer un verda-
dero ministerio, y que quieran entregarse sin reserva a Dios, hallarán
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en el colportaje oportunidades de hablar de las muchas cosas con-
cernientes a la vida futura e inmortal. La experiencia así ganada será
del mayor valor para los que se están preparando para el ministerio.
Es el acompañamiento del Espíritu Santo de Dios lo que prepara
a los obreros, sean hombres o mujeres, para apacentar la grey de
Dios”.—
Joyas de los Testimonios 2:541
.
Finalmente, en 1903 Elena G. de White escribió:
“El Señor llama a todos los que están conectados con nuestros
sanatorios, casas publicadoras y escuelas a enseñar a la juventud a
realizar obra evangelizadora. Nuestro tiempo y energías no debieran
estar tan ocupados en establecer sanatorios, fábricas de alimentos y
restaurantes, que las otras ramas del trabajo sea descuidadas. Jóvenes
y señoritas que debieran estar dedicados al ministerio, a la obra
bíblica y al colportaje, no debieran ser puestos a realizar trabajos
mecánicos.