Página 59 - Hijas De Dios (1999)

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Mujeres notables del Nuevo Testamento
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débiles y temblorosos, sino como un hombre en la flor de la vida,
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provisto de una noble virilidad. Sus ojos brillan de inteligencia y de
amor por su Salvador. Se arroja a los pies de Jesús para adorarle.—
El
Deseado de Todas las Gentes, 493-494 (1898)
.
Muchos creyeron en Jesús por la resurrección de Lázaro. Había
sido el plan de Dios que Lázaro muriera y fuese sepultado antes de
que llegara Jesús. La resurrección de Lázaro fue el milagro capital
de Cristo y debido a ello muchos glorificaron a Dios.—
Manuscript
Release 21:111 (1892)
.
* * * * *
Simó
había sido sanado de su lepra, y era esto lo que le había
atraído a Jesús. Deseaba manifestar su gratitud, y en ocasión de
la última visita de Cristo a Betania ofreció un festín al Salvador y
sus discípulos... A un lado del Salvador, estaba sentado a la mesa
Simón... y al otro lado Lázaro... Marta servía, pero María escuchaba
fervientemente cada palabra que salía de los labios de Jesús. En su
misericordia, Jesús había perdonado sus pecados, había llamado de
la tumba a su amado hermano, y el corazón de María estaba lleno
de gratitud. Ella había oído hablar a Jesús de su próxima muerte,
y en su profundo amor y tristeza había anhelado honrarle. A costa
de gran sacrificio personal, había adquirido un vaso de alabastro de
“nardo puro, de mucho precio” para ungir su cuerpo. Pero muchos
declaraban ahora que él estaba a punto de ser coronado rey. Su pena
se convirtió en gozo y ansiaba ser la primera en honrar al Señor.
Quebrando el vaso de ungüento, derramó su contenido sobre la
cabeza y los pies de Jesús, y llorando postrada le humedecía los pies
con sus lágrimas y se los secaba con su larga y flotante cabellera...
Judas consideró este acto con gran disgusto... Dirigiéndose a los
discípulos, preguntó: “¿Por qué no fue este perfume vendido por
trescientos denarios, y dado a los pobres?.. El murmullo circuyó la
mesa: “¿Para qué este desperdicio?”... María oyó las palabras de
crítica...Estaba por ausentarse sin ser elogiada o excusada, cuando
oyó la voz del Señor: “¿Por qué molestáis a esta mujer?”... Elevando
su voz por encima del murmullo de censuras, dijo: “ha hecho con-
migo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros,
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pero a mí no me tendréis. Porque al derramar este perfume sobre mi