Página 75 - Hijas De Dios (1999)

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Mujeres notables del Nuevo Testamento
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Ana la profetisa
El espíritu de profecía estaba sobre este hombre de Dios [Si-
meón], y mientras que José y María permanecían allí, admirados de
sus palabras, los bendijo, y dijo a María: “He aquí éste está puesto
para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal
que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para
que sean revelados los pensamientos de muchos corazones”.
Lucas
2:34-35
.
También Ana la profetisa vino y confirmó el testimonio acerca
de Cristo. Mientras hablaba Simeón, el rostro de ella brilló con la
gloria de Dios, y expresó su sentido agradecimiento por habérsele
permitido contemplar a Cristo el Señor.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 37 (1898)
.
[77]
La esposa de Pilato
La apariencia de Cristo hizo una favorable impresión sobre Pila-
to. Sus mejores sentimientos fueron despertados. Había oído hablar
de Jesús y sus obras, y su esposa le había comentado acerca de las
maravillosas acciones realizadas por este profeta galileo, que curaba
a los enfermos y resucitaba a los muertos. Estas noticias revivían
ahora en su mente como si se tratara de un sueño. Había escuchado
rumores que provenían de varias fuentes, incluyendo algunos de
sus parientes, y resolvió preguntar a los judíos acerca de sus cargos
contra el prisionero.—
The Review and Herald, 7 de noviembre de
1899
.
Desde el principio, Pilato estuvo convencido que éste no era un
hombre común, sino alguien de un carácter excelente. Creía que era
completamente inocente. Y los ángeles que eran testigos de toda
la escena, se dieron cuenta de las convicciones de Pilato y tomaron
nota de su simpatía y compasión por Jesús. Para evitar que fuera a
cometer el terrible acto de entregar a Jesús para que fuera crucificado,
un ángel fue enviado a la esposa de Pilato para darle un sueño con
la información de que este hombre a quien Pilato estaba juzgando,
era el Hijo de Dios y que sufría siendo inocente. Inmediatamente
ella le envió el mensaje a Pilato de que había sufrido mucho en un
sueño por causa de Jesús, y lo prevenía a no tener nada que ver con