Página 86 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
a los jóvenes para su utilidad en esta vida y para la vida futura e
inmortal. Deben ser hombres y mujeres que no sólo conozcan la
verdad sino que también sean hacedores de la Palabra de Dios. El
“Escrito está” debiera manifestarse en sus vidas. Mediante su propio
proceder deben enseñar sencillez y hábitos correctos en todas las
cosas. Nadie debe unirse a nuestras escuelas como educador si no
ha tenido experiencia en obedecer a la Palabra del Señor.—
Joyas de
los Testimonios 2:425-426 (1900)
.
Mujeres jóvenes entrenadas para enseñar a otros
—Se nece-
sitan obreros consagrados y dedicados para actuar como educadores.
Hombres y mujeres jóvenes debieran recibir en nuestros colegios la
educación que los capacite para enseñar a otros a entender la Palabra
del Señor. Necesitamos obreros ministeriales que en cada escuela
eduquen a niños y jóvenes en la verdad bíblica, y hagan la tarea pas-
toral entre los maestros y los estudiantes. Nuestras escuelas deben
parecerse a las escuelas de los profetas. Hacemos un llamado a todos
los maestros conectados con nuestras escuelas a hacer un esfuerzo
sacrificado. Hacemos un llamado a nuestras hermanas a trabajar con
inteligencia, devoción e interés, para lograr que la escuela sea un
éxito. Que las iglesias también ayuden. El Señor bendecirá a todos
aquellos que cooperan con él.—
6MRManuscript Releases 6:400
(1899)
.
Mujeres preparadas para ocupar cualquier posición
—El Se-
ñor quiere que el Colegio [Avondale] sea también un lugar donde se
obtenga preparación en los trabajos femeninos: arte culinario, tareas
domésticas, corte y confección de vestidos, teneduría de libros, lectu-
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ra correcta y pronunciación. Las alumnas deben estar en condiciones
de ocupar cualquier puesto que se les ofrezca: directoras, maestras
de escuela sabática, obreras bíblicas. Deben prepararse para enseñar
en las escuelas para niños.—
El Evangelismo, 347 (1898)
.
Cualidades personales del maestro
—Los principios y hábitos
del maestro deben ser considerados aun de mayor importancia que
sus calificaciones literarias. Si el maestro es un cristiano sincero,
sentirá la necesidad de interesarse por la educación física, mental,
moral y espiritual de sus educandos. Para ejercer una influencia
correcta, debe tener un perfecto control de sí mismo. Su corazón
debe estar ricamente imbuido de amor por sus alumnos; amor que se
reflejará en su mirada, en sus palabras y en sus actos. Debe tener tal