Página 94 - Hijas De Dios (1999)

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Capítulo 6—La mujer en la medicina
El que trabaja de acuerdo con el plan de Dios orará: “Sépase hoy
en mi obra para la humanidad doliente que hay un Dios en Israel, y
que yo soy su siervo; véase que estoy procediendo, no de acuerdo
con mis propios impulsos y sabiduría, sino con tu Palabra”.—
El
Ministerio de la Bondad, 127-128
.
Las mujeres deben recibir entrenamiento médico
—En una
manera señalada, Dios nos ha permitido poseer algunas instituciones
que han de constituirse en agentes para cumplir la obra de reforma a
la que como pueblo hemos sido llamados. En este tiempo, el talento
de cada obrero debe considerarse un sagrado legado para extender la
obra de reforma. El Señor me ha instruido que nuestras hermanas que
han recibido entrenamiento que las capacita para asumir posiciones
de responsabilidad, deben servir con fidelidad y discernimiento para
ejercer una sabia influencia. Junto con sus hermanos en la fe deben
obtener una experiencia que las capacite para responsabilidades aun
mayores...
En tiempos antiguos, el Señor realizó maravillas mediante mu-
jeres consagradas que unieron sus esfuerzos con aquellos hombres
que habían sido llamados a ser los representantes de Dios. Hubo
mujeres que ganaron grandes y decisivas victorias. Más de una vez
en tiempos de crisis, fueron colocadas en posiciones importantes
que les permitieron salvar muchas vidas...
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Hay muchas mujeres que tienen la habilidad de acompañar a sus
esposos en la obra de salud; pueden dar tratamientos a los enfermos
y hablar palabras de ánimo y consuelo. Algunas de ellas pueden
buscar la educación que las capacite para actuar como médicos.
Debe hacerse una obra positiva en esta línea de servicio. Tanto
las mujeres como los hombres deben recibir entrenamiento médico
adecuado. Las mujeres debieran especialmente estudiar las enfer-
medades comunes al sexo femenino para aprender a tratarlas. Se
considera esencial que los hombres que desean practicar medicina
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