La mujer en la enseñanza
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que a su vez ellos puedan impartir a otros el conocimiento celestial,
me sentiré complacida. Siempre la he respetado y amado y nunca me
defraudó. La palabra dicha como conviene es valorada por encima
de cualquier cosa terrenal. Dios es glorificado con cada palabra que
dirige a la acción correcta. La respeto profundamente y deseo que
pueda aprovechar cada ventaja que tenga para continuar progresando
en el servicio a Dios.—
Carta 265, 1905
.
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