Página 104 - La Historia de la Redenci

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La Historia de la Redención
habían vendido. Jacob y sus hijos llevaron sus ganados y rebaños
con ellos cuando llegaron a Egipto. Los hijos de Israel se habían
vuelto sumamente numerosos, y sus rebaños y su ganado habían
aumentado mucho. Dios había castigado a los egipcios mediante
las plagas que derramó sobre ellos, y los instó a que apuraran a su
pueblo para que saliera de Egipto con todo lo que poseía.
“Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el
camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca, porque dijo
Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se
vuelva a Egipto. Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino
del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto
armados. Tomó también consigo Moisés los huesos de José, el cual
había juramentado a los hijos de Israel diciendo: Dios ciertamente
os visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros.
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La columna de fuego
“Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del
desierto. Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de
nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de
fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.
Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni
de noche la columna de fuego”.
El Señor sabía que los filisteos se opondrían a que pasaran por su
tierra. Dirían: “Huyeron de sus amos en Egipto”, y les harían guerra.
Por lo tanto, al enviarlos por el camino del mar, se reveló como un
Dios compasivo y criterioso. El Altísimo informó a Moisés que
Faraón los perseguiría, y los dirigió al lugar exacto donde deberían
acampar ante el mar. Le dijo que sería honrado ante Faraón y todo
su ejército.
Después que los hebreos estuvieron fuera de Egipto algunos
días, los egipcios dijeron a Faraón que sus esclavos habían huido
y que nunca más regresarían para servirlo. Y se lamentaron por
haberles permitido salir de Egipto. Era una pérdida muy grande
para ellos el no contar más con sus servicios, y se arrepintieron
de haberles permitido salir. A pesar de todo lo que habían sufrido
por los castigos de Dios, estaban tan endurecidos por causa de su
permanente rebelión, que decidieron perseguir a los hijos de Israel