Página 108 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 17—Las peregrinaciones del pueblo de
Israel
Este capítulo se basa en Éxodo 15:23-26; 16:1-18.
Los hijos de Israel peregrinaron por el desierto durante tres días
y no pudieron encontrar agua suficientemente buena para beber.
Padecían sed, y “el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué
hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un
árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio
estatutos y ordenanzas, y allí los probó; y dijo: Si oyeres atentamente
la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y
dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos,
ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios enviaré a ti,
porque yo soy Jehová tu sanador”.
Parecía que los hijos de Israel tenían el corazón inclinado a la
incredulidad. No estaban dispuestos a soportar dificultades en el
desierto. Cuando se encontraban con problemas en el camino, los
consideraban imposibilidades. Su confianza en Dios flaqueaba, y
sólo podían ver la muerte ante sí. “Y toda la congregación de los
hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y
les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano
de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas
de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos, pues nos habéis
sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud”.
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No habían sufrido, en verdad, los tormentos del hambre. Por
el momento tenían alimentos, pero temían por el futuro. No veían
cómo podía subsistir la hueste de Israel, durante su larga travesía
por el desierto, con los sencillos alimentos de que disponía, y en su
incredulidad suponían que sus hijos perecerían de hambre. El Señor
quería que sus alimentos escasearan y que enfrentaran dificultades,
para que sus corazones se volvieran al que los había ayudado hasta
ese momento, y para que creyeran en él. Estaba dispuesto a ser para
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