Página 158 - La Historia de la Redenci

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La Historia de la Redención
Se castiga la presunción
La gente de Bet-semes estaba cosechando en el campo y cuando
vio el arca de Dios sobre el carro tirado por las vacas, se regocijó en
gran manera. Sabían que esto era obra de Dios. Las vacas tiraron del
carro que llevaba el arca hasta una gran piedra, y allí se quedaron
quietas. Los levitas tomaron el arca de Jehová y la ofrenda de los
filisteos, y ofrecieron en holocausto el carro y las vacas que habían
traído el arca sagrada, y la ofrenda de los filisteos, en honor de Dios.
Los jefes de los filisteos regresaron a Ecrón y la plaga cesó.
Los hombres de Bet-semes sentían curiosidad por saber qué gran
poder residía en esa arca, que la capacitaba para hacer tantas cosas
maravillosas. Consideraban que en ella residía ese poder, y no lo
atribuían al Señor. Sólo hombres apartados para el oficio sagrado
podían contemplar el arca desprovista de sus coberturas, sin ser
muertos, porque contemplarla así era como mirar a Dios mismo.
Y la gente satisfizo su curiosidad y abrió el arca para escudriñar
sus secretos, lo que los paganos no se habían atrevido a hacer, de
modo que los ángeles que cuidaban el arca dieron muerte a más de
cincuenta mil personas.
Y la gente de Bet-semes temió al arca y dijo: “¿Quién podrá estar
delante de Jehová el Dios santo? ¿A quién subirá desde nosotros?
Y enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat-jearim, diciendo:
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Los filisteos han devuelto el arca de Jehová; descended, pues, y
llevadla con vosotros”. La gente de Quiriat-jearim llevó el arca de
Jehová a la casa de Abinadab y santificó a su hijo para que la cuidara.
Por veinte años los hebreos estuvieron dominados por los filisteos,
fueron sumamente humillados y se arrepintieron de sus pecados,
y Samuel intercedió por ellos, y Dios volvió a ser misericordioso
con ellos. Y los filisteos hicieron guerra contra ellos, y el Señor
nuevamente obró en forma milagrosa en favor de Israel, y vencieron
a sus enemigos.
El arca permaneció en casa de Abinadab hasta que David llegó a
ser rey. Reunió entonces a todos los hombres escogidos de Israel,
treinta mil, y fue a buscar el arca de Dios. La colocó sobre un carro
nuevo y la trajeron desde la casa de Abinadab. Uza y Ahío, hijos de
Abinadab, guiaban el carro. David y toda la casa de Israel tocaban
delante del Señor toda clase de instrumentos musicales. “Cuando