Página 162 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 25—La primera venida de Cristo
Se me llevó a la época cuando Jesús iba a tomar naturaleza
humana, humillarse como hombre y soportar las tentaciones de
Satanás.
Su nacimiento careció de grandeza mundanal. Nació en un esta-
blo y su cuna fue un pesebre; no obstante, su nacimiento fue honrado
más que el de cualquiera de los hijos de los hombres. Los ángeles
del cielo dieron información a los pastores acerca del advenimiento
de Jesús, y la luz y la gloria de Dios acompañaron su testimonio.
Las huestes celestiales pulsaron sus arpas y glorificaron al Señor.
Anunciaron con tono de triunfo el advenimiento del Hijo de Dios a
un mundo caído para llevar a cabo la obra de la redención, y brindar
mediante su muerte felicidad y vida eterna al hombre. El Altísimo
honró la venida de su Hijo. Los ángeles lo adoraron.
El bautismo de Jesús
Los ángeles de Dios acudieron al lugar de su bautismo, el Espíritu
Santo descendió en forma de paloma y reposó sobre él, y mientras
la gente permanecía presa de gran asombro, con los ojos fijos en él,
se oyó la voz del Padre, procedente del cielo, que decía: “Tú eres mi
Hijo amado, en ti me complazco”.
Juan no estaba seguro de que fuera el Salvador el que había
venido a ser bautizado por él en el Jordán. Pero Dios había prometido
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darle una señal por medio de la cual podría saber quién era el Cordero
de Dios. Esa señal se cumplió cuando la paloma celestial reposó
sobre Jesús y la gloria de Dios resplandeció a su alrededor. Juan
alzó la mano y señalando al Señor clamó con fuerte voz: “He aquí
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Juan 1:29
.
El ministerio de Juan
Juan informó a sus discípulos que Jesús era el prometido Mesías,
el Salvador del mundo. Cuando su obra estaba por concluir, les
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