Página 165 - La Historia de la Redenci

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La primera venida de Cristo
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tentarás al Señor tu Dios”.
Lucas 4:10-12
. Satanás quería que Jesús
se envalentonara con las misericordias de su Padre y que arriesgara
su vida antes de cumplir su misión. Esperaba de ese modo que el
plan de salvación fracasara; pero éste tenían fundamentos demasiado
profundos para que el enemigo lo pudiera derribar o malograr.
Cristo es un ejemplo para todos los cristianos. Cuando se los
tiente o se discutan sus derechos, deben soportar todo con paciencia.
No deben creer que tienen derecho a invocar al Señor para que ma-
nifieste su poder con el fin de lograr la victoria sobre sus enemigos,
a menos que de esa manera se honre y se glorifique directamente
a Dios. Si Jesús se hubiera arrojado desde el pináculo del templo,
no habría glorificado a su Padre, porque nadie hubiera sido testigo
de ese acto sino sólo Satanás y los ángeles de Dios. Y habría sido
tentar a Dios manifestar su poder frente a su más acerbo enemigo.
Habría significado ceder ante aquel a quien había venido a vencer.
“Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento
todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta
potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a
quien quiero se la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito
está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”.
Lucas 4:5-8
.
Satanás presentó a Jesús los reinos de la tierra en su aspecto más
atractivo. Si Jesús hubiera estado dispuesto a adorarlo, él se habría
ofrecido a renunciar a sus pretensiones de poseer la tierra. Pero
si el plan de salvación se cumplía plenamente y Jesús moría para
redimir al hombre, Satanás sabía que su propio poder se reduciría,
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finalmente le sería arrebatado y sería destruido. Por lo tanto era su
plan bien estudiado impedir, dentro de lo posible, el cumplimiento
de esta gran obra que había sido comenzada por el Hijo de Dios. Si
el plan para redimir al hombre fracasara, Satanás podría conservar
el reino que en aquel entonces reclamaba. Y si lograba buen éxito,
se alababa a sí mismo pensando que reinaría en oposición al Dios
del cielo.
Se reprende al tentador
Satanás se regocijó cuando Jesús puso a un lado su poder y su
gloria y dejó el cielo. Creyó que el Hijo de Dios quedaba entonces a