Página 18 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 1—La caída de Lucifer
En el cielo, antes de su rebelión, Lucifer era un ángel honrado y
excelso, cuyo honor seguía al del amado Hijo de Dios. Su semblante,
así como el de los demás ángeles, era apacible y denotaba felicidad.
Su frente alta y espaciosa indicaba su poderosa inteligencia. Su
forma era perfecta; su porte noble y majestuoso. Una luz especial
resplandecía sobre su rostro y brillaba a su alrededor con más fulgor
y hermosura que en los demás ángeles. Sin embargo, Cristo, el
amado Hijo de Dios, tenía la preeminencia sobre todas las huestes
angélicas. Era uno con el Padre antes que los ángeles fueran creados.
Lucifer tuvo envidia de él y gradualmente asumió la autoridad que
le correspondía sólo a Cristo.
El gran Creador convocó a las huestes celestiales para conferir
honra especial a su Hijo en presencia de todos los ángeles. Este
estaba sentado en el trono con el Padre, con la multitud celestial
de santos ángeles reunida a su alrededor. Entonces el Padre hizo
saber que había ordenado que Cristo, su Hijo, fuera igual a él; de
modo que doquiera estuviese su Hijo, estaría él mismo también. La
palabra del Hijo debería obedecerse tan prontamente como la del
Padre. Este había sido investido de la autoridad de comandar las
huestes angélicas. Debía obrar especialmente en unión con él en el
proyecto de creación de la tierra y de todo ser viviente que habría de
existir en ella. Ejecutaría su voluntad. No haría nada por sí mismo.
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La voluntad del Padre se cumpliría en él.
Lucifer estaba envidioso y tenía celos de Jesucristo. No obstante,
cuando todos los ángeles se inclinaron ante él para reconocer su
supremacía, gran autoridad y derecho de gobernar, se inclinó con
ellos, pero su corazón estaba lleno de envidia y odio. Cristo forma-
ba parte del consejo especial de Dios para considerar sus planes,
mientras Lucifer los desconocía. No comprendía, ni se le permitía
conocer los propósitos de Dios. En cambio Cristo era reconocido
como Soberano del Cielo, con poder y autoridad iguales a los de
Dios. Lucifer creyó que él era favorito en el cielo entre los ángeles.
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