Página 257 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 43—El martirio de Pablo y Pedro
Los apóstoles Pablo y Pedro trabajaron por muchos años muy
separados el uno del otro, puesto que la obra de Pablo consistía en
llevar el Evangelio a los gentiles, mientras Pedro trabajaba espe-
cialmente para los judíos. Pero en la providencia de Dios ambos
debían dar testimonio de Cristo en la metrópoli del mundo, y debían
derramar su sangre sobre el mismo suelo como señal de una vasta
cosecha de santos y mártires.
En torno de la época del segundo arresto de Pablo, Pedro también
fue detenido y enviado a prisión. Se había hecho especialmente
odioso para las autoridades por su celo y su éxito al exponer los
engaños y al derrotar las maquinaciones de Simón el mago, que lo
había seguido a Roma para oponérsele y obstaculizar la obra del
Evangelio. Nerón creía en la magia y había patrocinado a Simón.
Estaba por lo tanto sumamente enojado con el apóstol, y por eso dio
la orden de que se lo detuviera.
La mala voluntad del emperador hacia Pablo subió de punto por
el hecho de que algunos miembros de la familia imperial, como
asimismo otras personas distinguidas, se habían convertido al cris-
tianismo durante su primera prisión. Por eso contribuyó a que su
segundo encarcelamiento fuera mucho más severo que el primero,
le dio muy poca oportunidad de predicar el Evangelio y decidió
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terminar con esa vida tan pronto como pudiera encontrar un pretexto
plausible para hacerlo. La mente de Nerón fue tan impresionada por
la fuerza de las palabras del apóstol en su último juicio que postergó
la decisión acerca del caso sin dejarlo en libertad ni condenarlo. Pero
la sentencia sólo fue diferida. No pasó mucho tiempo hasta que se
dio a conocer la decisión que destinaba a Pablo a ocupar la tumba
de un mártir. Puesto que era ciudadano romano, no podía ser sujeto
a tortura, y por lo tanto se lo sentenció a ser decapitado.
Pedro, judío y extranjero, fue condenado a ser azotado y cruci-
ficado. Mientras esperaba su temible muerte, el apóstol recordó su
gran pecado al negar a Jesús en la hora de su prueba, y su único
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