Página 302 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 52—El clamor de medianoche
“Y tardandose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a
la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a reci-
birle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron
sus lámparas”.
Mateo 25:5-7
.
En el verano de 1844 los adventistas descubrieron el error come-
tido en su anterior cálculo de los períodos proféticos, y llegaron a la
conclusión correcta. Los 2.300 días de
Daniel 8:14
, que todos creían
llegaban hasta la segunda venida de Cristo, se creía que terminaban
en la primavera de 1844; pero entonces se vio que ese período se
extendía hasta el otoño de ese mismo año, y la mente de los adventis-
tas se fijó en esa fecha como el momento de la aparición del Señor.
La proclamación de este mensaje, relativo a un tiempo definido,
fue otro paso en el cumplimiento de la parábola de las bodas, cuya
aplicación a la experiencia de los adventistas ya ha sido claramente
demostrada.
Así como en la parábola el clamor se oyó a medianoche anun-
ciando la proximidad del esposo, lo mismo ocurrió en el cumpli-
miento, entre la primavera de 1844, cuando se supuso primeramente
que terminarían los 2.300 días, y el otoño de 1844, cuando se ve-
rificó posteriormente que en efecto ocurriría. Se levantó entonces
un clamor con las mismas palabras de la Escritura: “¡Aquí viene el
esposo; salid a recibirle!”
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Como una marea el movimiento avanzó por todo el país. De ciu-
dad en ciudad, de aldea en aldea, fue hasta los lugares más remotos
de la nación, hasta que el expectante pueblo de Dios se despertó
plenamente. El fanatismo desapareció ante esa proclamación, como
la helada matutina ante el sol naciente. Los creyentes una vez más
verificaron que su convicción, su esperanza y su valor animaban sus
corazones.
La obra estaba libre de los extremismos que siempre se ma-
nifiestan cuando la excitación humana no está bajo la influencia
dominante de la Palabra y el Espíritu de Dios. Se parecía a esos
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