Página 32 - La Historia de la Redenci

Basic HTML Version

28
La Historia de la Redención
ellos eran seres dotados de naturaleza moral, libres de obedecer o de
desobedecer. Sólo había una prohibición que Dios había considerado
propio imponerles hasta ese momento. Si transgredían la voluntad
de Dios ciertamente morirían. Dijeron a Adán y a Eva que el ángel
más excelso, que seguía en jerarquía a Cristo, no había querido
obedecer la ley de Dios que había sido promulgada para gobernar a
los seres celestiales; que esa rebelión había provocado guerra en el
[31]
cielo, que como resultado de ella el rebelde había sido expulsado, y
que todo ángel que se había unido a él para poner en tela de juicio
la autoridad del gran Jehová había sido echado del cielo también;
y que ese adversario caído era ahora enemigo de todos los que se
preocupaban de los intereses de Dios y de su amado Hijo.
Les dijeron que Satanás se había propuesto hacerles daño, y que
era necesario que los protegieran, porque podrían llegar a relacio-
narse con el adversario caído; pero que éste no podría causarles
perjuicio mientras se mantuvieran obedientes a los mandamientos
de Dios, porque si fuera necesario todos los ángeles del cielo acudi-
rían en su ayuda antes que permitir que él los perjudicara de alguna
manera. Pero si desobedecían los mandamientos de Dios, entonces
Satanás tendría poder para molestarlos, confundirlos y causarles pro-
blemas. Si permanecían firmes frente a las primeras insinuaciones
de Satanás, estarían tan seguros como los ángeles celestiales. Pero
si cedían ante el tentador, el que no había protegido a los ángeles
excelsos tampoco los protegería. Tendrían que sufrir el castigo co-
rrespondiente a su transgresión, porque la ley de Dios es tan sagrada
como él mismo, y él exige obediencia perfecta de todos en el cielo y
en la tierra.
Los ángeles aconsejaron a Eva que no se separara de su esposo
en el desempeño de sus tareas, porque podría llegar a encontrarse
con el adversario caído. Si se separaban, estarían en mayor peligro
que si estuvieran juntos. Los ángeles les encargaron que siguieran
estrictamente las instrucciones que Dios les había dado en relación
con el árbol del conocimiento, pues si obedecían perfectamente esta-
rían a salvo, y el adversario caído no tendría poder para engañarlos.
Dios no permitiría que Satanás siguiera a la santa pareja para tentar-
[32]
los constantemente. Sólo podría tener acceso a ellos en el árbol del
conocimiento del bien y del mal.