Página 337 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 61—La liberación de los santos
Dios escogió la medianoche para librar a su pueblo. Mientras los
malvados se burlaban de ellos, de pronto apareció el sol en todo su
esplendor y la luna se detuvo. Los impíos observaron con asombro
el espectáculo, mientras los santos consideraban con solemne júbilo
las pruebas de su liberación. Señales y maravillas se produjeron en
rápida sucesión. Todo parecía estar fuera de quicio. Los ríos dejaron
de fluir. Aparecieron densas y oscuras nubes que chocaban las unas
con las otras. Pero había un lugar luminoso de serena gloria, de
donde procedía la voz de Dios como el sonido de muchas aguas
que sacudían los cielos y la tierra. Hubo un tremendo terremoto. Se
abrieron los sepulcros, y se levantaron glorificados de sus polvo-
rientos lechos los que habían muerto en la fe del mensaje del tercer
ángel y que guardaron el sábado, para escuchar el pacto de paz que
Dios va a hacer con los que guardaron su ley.
El cielo se abría y se cerraba y estaba en conmoción. Las mon-
tañas se sacudían como cañas movidas por el viento, y depedían
peñascos por todas partes. El mar hervía como una caldera y arrojaba
piedras que caían en la tierra. Y cuando Dios anunció el día y la
hora de la venida de Jesús, y promulgó el pacto eterno con su pue-
blo, pronunciaba una frase y hacía una pausa mientras sus palabras
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avanzaban retumbando por toda la tierra. El Israel de Dios estaba de
pie con los ojos fijos en el cielo, mientras escuchaba las palabras que
procedían de los labios de Jehová y que avanzaban por toda la tierra
con el estruendo de poderosos truenos. Todo era tremendamente
solemne. Al final de cada frase los santos exclamaban: “¡Gloria!
¡Aleluya!” Sus semblantes estaban iluminados por el resplandor de
Dios, y refulgían como el rostro de Moisés cuando descendió del
Sinaí. Los impíos no los podían mirar por causa de ese fulgor. Y
cuando se pronunció la sempiterna bendición sobre los que habían
honrado a Dios al guardar el sábado, hubo un potente clamor de
victoria sobre la bestia y su imagen.
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