Página 66 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 9—La torre de Babel
Este capítulo se basa en Génesis 11:1-9.
Algunos de los descendientes de Noé pronto comenzaron a apos-
tatar. Una parte siguió el ejemplo de Noé y obedeció los manda-
mientos divinos; otros fueron rebeldes e incrédulos, y ni siquiera
creían lo mismo con respecto al diluvio. Algunos no creían en la
existencia de Dios, y en sus mentes atribuyeron esa catástrofe a
causas naturales. Otros creían que Dios existía y que había destruido
a la raza antediluviana por medio de un diluvio; y sus sentimientos,
a semejanza de los de Caín, se rebelaron contra Dios porque había
destruido a los hombres que habitaban la tierra y la había maldecido
por tercera vez mediante ese cataclismo.
Los enemigos de Dios se sentían diariamente reprobados por la
conducta justa y la vida piadosa de los que lo amaban, obedecían y
exaltaban. Los incrédulos se consultaron y decidieron separarse de
los fieles, cuyas vidas justas constituían una constante restricción
para su conducta impía. Viajaron hasta alejarse bastante de ellos,
y escogieron una gran planicie para habitar en ella. Construyeron
una ciudad, y concibieron la idea de edificar una enorme torre que
llegara hasta las nubes, para poder vivir juntos en la ciudad y en la
torre, y no ser dispersados jamás.
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Pensaban que estarían seguros en caso de otro diluvio, pues
la torre que iban a construir se elevaría a una altura superior a la
que habían alcanzado las aguas en ocasión del diluvio, que todo
el mundo los honraría, que serían como dioses y gobernarían a la
gente. Esa torre fue planeada para exaltar a sus constructores, y
diseñada para desviar de Dios la atención de los que vivieran sobre
la faz de la tierra, a fin de que se unieran a ellos en su idolatría.
Antes que terminara la construcción, la gente ya vivía en la torre.
Algunas habitaciones habían sido espléndidamente amobladas y
decoradas para ser dedicadas a sus ídolos. Los que no creían en
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