Página 79 - La Historia de la Redenci

Basic HTML Version

Jacob y Esau
75
tomado con liviandad el asunto de la primogenitura puesto que se la
había vendido a Jacob. Convenció a éste de que había que engañar a
su padre para recibir su bendición fraudulentamente, porque creía
que no se la podría obtener de otra manera. Al principio el joven
no estuvo dispuesto a llevar a cabo este engaño, pero finalmente
consintió en realizar el plan de su madre.
Rebeca estaba al tanto de que Isaac prefería a Esaú, y se satisfizo
con la idea de que la persuasión no lo haría cambiar de propósi-
to. En lugar de confiar en Dios, en cuyas manos están todos los
acontecimientos de la vida, manifestó su falta de fe al convencer a
Jacob de que había que engañar a su padre. La conducta del joven
en este asunto no recibió la aprobación de Dios. Rebeca y Jacob
debieran haber esperado que el Señor llevara a cabo sus propósitos
a su manera y a su tiempo, en lugar de tratar de cumplir la profecía
valiéndose de una mentira.
Si Esaú hubiera recibido la bendición de su padre, la que se con-
fería a los primogénitos, su prosperidad sólo podría haber provenido
de Dios, y él lo hubiera bendecido con prosperidad, o hubiera traído
[91]
adversidad sobre él, de acuerdo con su conducta. Si hubiera amado y
reverenciado a Dios, como lo hacía el justo Abel, el Señor lo hubiera
aceptado y bendecido. Pero si como Caín no hubiera tenido respeto
por Dios ni por sus mandamientos, sino que hubiera seguido su
propia conducta corrompida, no habría recibido ninguna bendición
de Dios, sino que habría sido rechazado por él, como Caín. Si la
conducta de Jacob hubiera sido justa, si hubiera estado dispuesto a
amar y temer a Dios, habría sido bendecido por el Señor y la mano
prosperadora de Dios habría sido con él, aunque no hubiera recibi-
do las bendiciones y los privilegios generalmente concedidos a los
primogénitos.
Los años de exilio de Jacob
Rebeca se arrepintió amargamente por el mal consejo que dio
a Jacob, porque gracias a eso tuvo que separarse de su hijo para
siempre. Este se vio obligado a huir para salvar la vida de la ira
de Esaú, y ella nunca más lo volvió a ver. Isaac vivió muchos años
después de bendecir a Jacob, y se convenció, por la conducta de Esaú
y Jacob, que la bendición realmente le correspondía a este último.