Página 106 - Liderazgo Cristiano (2003)

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Liderazgo Cristiano
pales, sino que están contentos de que otros lleguen a conocer los
detalles, y lleguen a ser tan eficientes como ellos mismos. Los que
cumplen fielmente su deber en este sentido, con el tiempo tendrán
a su lado a un gran número de obreros inteligentes a quienes ellos
mismos han entrenado. Si hicieran las cosas de acuerdo con con-
ceptos estrechos y egoístas, se encontrarían casi. solos”.—
Advent
Review and Sabbath Herald, 1 de diciembre de 1904
.
Dirigentes temerosos de entrenar a otros
—“Si en su minis-
terio aquellos a quienes enseñamos desarrollan una energía y una
inteligencia aún superior a la que nosotros poseemos, deberíamos
regocijarnos por el privilegio de tener una parte en el trabajo de
entrenarlos. Pero existe el peligro de que algunos que ostentan res-
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ponsabilidades como maestros y dirigentes, actúen como si el talento
y la habilidad les hubiesen sido dados solamente a ellos, y que ellos
tienen que hacer todo el trabajo para estar seguros de que está bien
hecho. Son propensos a encontrar faltas en todo lo que ellos no han
originado. Mucho talento se pierde para la causa de Dios porque
muchos obreros, deseando ser los primeros, están dispuestos a guiar
pero nunca a seguir. Aunque escudriñan y critican cuidadosamente
todo lo que hacen los demás, están en peligro de considerar como
perfecto todo lo que sale de sus propias manos”.—
Advent Review
and Sabbath Herald, 1 de diciembre de 1904
.
Reconocer el talento
—“Todos los que ocupan cargos de respon-
sabilidad deberían considerar que es su deber reconocer el talento.
Deberían aprender cómo utilizar a los hombres, y cómo aconsejar-
los. Si se cometen equivocaciones no deberían retirarse pensando
que era más fácil hacer ellos mismos el trabajo que educar a otros.
Los que están aprendiendo deberían ser instruidos con paciencia,
precepto tras precepto, linea sobre línea, un poco aquí y un poco allí.
Se debería hacer el esfuerzo necesario, por precepto y ejemplo, para
enseñarles métodos correctos.
“Muchos de aquellos sobre quienes descansan responsabilida-
des, que son elegidos como presidentes de asociaciones, no fueron
seleccionados por su perfección de carácter, o por sus conocimiento
superiores, sino porque el Señor dio a entender que si ellos eran lo
suficientemente humildes como para aprender y no pensaban que ya
estaban listos para graduarse, él les enseñaría su manera de obrar”.