Página 96 - Liderazgo Cristiano (2003)

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No criticar
Los que critican a otros
—“Los que ocupan posiciones de res-
ponsabilidad y tienen menos escrúpulos de conciencia con respecto
a su propio curso de acción, son los que más celosamente vigilan
para descubrir los errores de otros. El cargo no hace al hombre.
Sólo mediante una conexión viva con Dios es implantado e. Espíritu
Santo en el corazón. Los que tienen esta conexión son fieles y leales,
y no traicionarán la confianza sagrada”.
Carta 77, 1898, p. 4
, (26 de
agosto de 1898, a los esposos Waggoner).
Sembrando semillas de dudas e incredulidad
—“En el pasado
hubo quienes ejercieron sus capacidades y poderes haciendo una
obra, con la ayuda del Espíritu Santo, lo que los constituyó en obreros
juntamente con Dios. Pero también hubo quienes criticaron su obra,
y rechazaron el mensaje que llevaban. Lo mismo sucede hoy. Hay
personas en posiciones de responsabilidad que, por medio de sus
palabras y acciones, siembran semillas de duda e incredulidad. A
estas semillas el Señor las llama cizaña; y los que las siembran están
bajo la dirección de ángeles malignos. Trabajan en forma abierta
y secreta, tratando de contrarrestar la obra que Dios ha señalado
a sus agentes divinos realicen a través de instrumentos humanos.
Todos los que hacen esta obra están observando con una mirada
defectuosa y pervertida. Su imaginación está inspirada por agencias
satánicas, y ven muchas cosas bajo una luz falsa. A menos que se
arrepientan, pronto les pesará como a Esaú: no encontrarán lugar
para el arrepentimiento, aunque lo busquen con afán y lágrimas”.
Carta 87, 1896, 6
, (25 de agosto de 1896, a O. A Olsen).
El ridículo degrada a la persona
—“La cavilación, el ridículo
y la tergiversación son cosas que se pueden practicar sólo a expensas
de rebajar sus propias vidas. El uso de tales armas no les reporta
preciosas victorias, sino que vulgarizan la mente y separan al espíritu
de Dios. Las cosas sagradas son degradadas hasta el nivel de las
comunes, y se crea una situación que complace al príncipe de las
tinieblas, y agravia y aleja al Espíritu de Dios.
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