Página 102 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El Ministerio de la Bondad
Y dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y
fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”?
Esta es una obra que debieran hacer las iglesias en cada localidad,
al norte, al sur, al este y al oeste. Se les ha dado a las iglesias la
oportunidad de responder a esta obra. ¿Por qué no lo han hecho?
Alguien debe cumplir la comisión.
Ha quedado sin hacerse una obra que debiera haber sido hecha.
Los que se han ocupado en la obra médico-misionera, han estado
haciendo precisamente la clase de obra que el Señor quería que se
hiciera. ...
¡Oh, cuánto, precisamente cuánto queda por hacerse, y sin embar-
go cuántos que podrían usar sus talentos, que Dios les dió en forma
correcta, no están haciendo casi nada, fuera de atenderse y agradarse
a sí mismos! Pero la mano del Señor se extiende todavía, y si quieren
trabajar hoy en su viña, él aceptará sus servicios.—
Manuscrito 18,
1897
.
Mantened un equilibrio adecuado
—La obra médico-
misionera debiera ser llevada adelante por la iglesia, mediante es-
fuerzos bien organizados. Debiera ser para la causa de Dios lo que es
la mano derecha para el cuerpo. Pero la obra médico-misionera no ha
de recibir una importancia indebida. Debiera hacerse sin descuidar
otros aspectos de la obra.—
Carta 139, 1898
.
La obra de la mano derecha
—La mano derecha se usa para
abrir las puertas por las cuales el cuerpo pueda entrar. Esta es la
parte que ha de realizar la obra médico-misionera. Ha de preparar
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en gran medida el camino para la recepción de la verdad para este
tiempo. Es inútil un cuerpo sin manos. Al honrar al cuerpo, debe
honrarse también a las manos ayudadoras, que son instrumentos de
tal importancia que sin ellos el cuerpo no puede hacer nada. Por
lo tanto, el cuerpo que trata con indiferencia a la mano derecha,
rehusando su ayuda, no puede realizar nada.—
Manuscrito 55, 1901
.
Una parte de un gran todo
—La obra médico-misionera siem-
pre debería haber existido en la obra de reforma. Pero nunca ha de
convertirse en un motivo de separación de los obreros en el minis-
terio de su obra. Cristo unió estas dos ramas en todas sus labores.
La obra médico-misionera es parte del gran todo, así como el brazo
es parte del cuerpo. Pero el brazo no debe decir a la cabeza, no te
necesito. El cuerpo tiene necesidad de la cabeza indudablemente, y