Página 139 - El Ministerio de la Bondad (1977)

Basic HTML Version

La obra en favor de los pobres
135
había en Cristo. ¡Ojalá que cada iglesia, en el norte y en el sur,
estuviera imbuida con el espíritu de la enseñanza de nuestro Señor.—
Manuscrito 6, 1891
.
Cristo vino para ayudar a los pobres
—Cristo estuvo a la cabe-
za de la humanidad con la apariencia de la humanidad. Su proceder
fué tan lleno de simpatía y amor, que los más pobres no temían ir
a él. Era bondadoso con todos, fácilmente accesible para los más
humildes. Iba de casa en casa, curando a los enfermos, alimentando a
los hambrientos, consolando a los dolientes, aliviando a los afligidos,
hablando paz a los desesperados.—
Carta 117, 1903
.
“Vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a
su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer.
Y fuéle dado el libro del profeta Isaías; y como abrió el libro, halló
el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor es sobre mí, por
cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: me ha
enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a
los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a
los quebrantados: Para predicar el año agradable del Señor”.
Esta es una descripción maravillosa de la obra de Cristo. Los
fariseos y los saduceos despreciaban a los pobres. Los instruidos y
los ricos los descuidaban, como si su riqueza y conocimiento los
[179]
hubieran hecho de más valor que aquellos que eran pobres. Pero
Jesús declaró que su obra era dar ánimo, consuelo y ayuda donde
más se los necesitaba.—
Manuscrito 65b, 1898
.
Cómo despertaba Cristo el hambre del alma
—La principal
obra de Cristo fué la de predicar el Evangelio a los pobres. El
eligió ayudar a los necesitados, los ignorantes. Con sencillez exponía
delante de ellos las bendiciones que podían recibir y así despertaba
el hambre del alma por la verdad, el pan de vida. La vida de Cristo
es un ejemplo para todos sus seguidores.—
Manuscrito 103, 1906
.
La evidencia de la divinidad del Evangelio
—Cristo logró el
más amplio éxito entre los pobres, y con esta clase [los pobres] cada
ser humano, ya sea instruido o ignorante, puede encontrar mucho
para hacer. Los pobres necesitan consuelo y simpatía, pues hay
quienes, sin una mano ayudadora, nunca se restaurarán. Al trabajar
para éstos, los discípulos de Cristo cumplirán su comisión. Esta es
la más elevada credencial del ministerio evangélico. Si el Evangelio
hubiera sido de los hombres, hubiera sido popular entre los ricos y